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jueves, abril 18, 2024

Muchas víctimas, pocos culpables

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Por: Pastor Javier Domínguez

Las noticias de nuestro país ya no nos sorprenden: muerte, dolor, injusticia, con un factor común: muchas víctimas, pocos culpables. Vemos más rostros de dolor, impunidad y corrupción que culpables pagando su pena. Pareciera ser que los culpables gozan de un favor que no reciben las víctimas.

Esa no es la forma en la que Dios diseñó la sociedad. Cuando escogió al pueblo de Israel les otorgó su Ley, para proteger a los justos y desprotegidos de los homicidas, secuestradores, mentirosos y perjuros, y delegó autoridades para aplicarla y hacerla valer.

Romanos 13:1-3 establece que todas las autoridades (civiles y espirituales) son puestas por Dios para el bien de su pueblo, por lo que antes de ser servidores públicos son servidores de Dios para velar por sus propósitos, no para sus propios intereses.

La Ley de Dios incluye derechos civiles que respetar para tener una vida justa y buena, y esa ley debe ser aplicada por las autoridades para exterminar el mal dentro de la sociedad, dando un justo y rápido castigo a los que cometen delitos para escarmiento de los que pensaban hacer el mal.

Para que una sociedad sea preservada debe haber justicia. Si los gobernantes no ejercen justicia surge la anarquía, cada uno toma la justicia en sus manos, hay venganza: más muerte y dolor.

La ley que bendice a una nación es la que protege a los débiles como advierte, Proverbios 18:5 No es bueno mostrar preferencia por el impío, para torcer el derecho del inocente. Pero hoy vemos con tristeza que los fuertes, violentos e injustos tienen más derechos: los inocentes huyen de sus casas por amenazas y extorsiones y los pequeños empresarios pagan renta para poder operar.

Proverbios 29:2 nos dice: Cuando los justos están en autoridad, el pueblo se alegra; más cuando gobierna el impío, el pueblo gime. Gobernantes y autoridades: hay un pueblo que clama por justicia. Mientras no se juzgue con justicia al criminal y no haya temor de Dios en los corazones, la paz social, la justicia y equidad serán un sueño y la anarquía y abusos serán nuestra realidad.

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