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martes, marzo 19, 2024

¿Se mide a la iglesia en la misma línea que los bares para regular sonido?

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A lo largo de los años muchas han sido las personas que han expresado su molestia por el “Escandaloso” ruido que según la población generan las iglesias evangélicas. Han sido varias las denuncias que se han llevado a las alcaldías municipales en torno a este tema.

En marzo del año 2016 una noticia a nivel internacional dio mucho de que hablar, una iglesia en Argentina Fue llevada a juicio y sancionada con un monto de $8,000 a pagar a una mujer por causar daños en su sistema auditivo debido a los “ruidos molestos” durante 10 años.

El Salvador no es la excepción, en cada colonia y comunidad hay una iglesia incrustada, un porcentaje de residentes externa su molestia ante el sonido que emite la iglesia, mientras para otros pasa desapercibido.

El pasado miércoles 12 de diciembre se llevaron a votación a la Asamblea Legislativa de El Salvador las reformas a ley contravencional que prohíben ruidos excesivos que perturben la tranquilidad pública.

Con 55 votos a favor el pleno legislativo aprobó las reformas, con la enmienda, el referido artículo establece que está prohibido “realizar ruidos mayores a los 50 decibeles que perturben la tranquilidad de las personas, cerca de hospitales, centros educativos de cualquier nivel público o privado, servicios de emergencia, zonas residenciales y otras que no estén catalogadas como zonas comerciales, religiosas o actos oficiales. La medición de decibeles ha de realizarse desde el lugar de emisión del ruido en cuestión…”

Por lo que las municipalidades encargadas de aplicar dicha normativa pueden sancionar cuando se perturbe el descanso, la convivencia o la tranquilidad pública con ruidos de alto volumen, persistentemente o reiterado en horas nocturnas, ya sea a través de parlantes, perifoneo, instrumentos o similares que superen el parámetro permitido.

La moción para que se incluya en las sanciones el ruido excesivo, fue presentada por la diputada Cristina Cornejo (FMLN), con base a lo que establece el artículo 2 de la Constitución de la República que reconoce y garantiza a toda persona el derecho a la intimidad personal y familiar.

Entrevistamos al Pastor Nery Figueroa de Iglesia Hosanna referente a este tema:

¿Ahora que legalmente se proporcionaran multas al incumplir esta reforma que medidas debe tomar la iglesia?

La Iglesia debe ser respetuosa de las leyes si es que pretende ser modelo en la sociedad. No podemos ponernos a discutir por este tipo de leyes.

La Iglesia deberá ser prudente e ingeniosa para la realización de sus reuniones. Debería auto regularse para no tener que enfrentar multas. A nadie le hace mal regular el volumen de sus equipos de sonido.

En mi opinión las vigilias deberían ser mejor organizadas para no perturbar a quienes duermen en sus casas. No es cantado a todo pulmón a horas de la madrugada que alcanzaremos a los perdidos. Eso se hace con discipulado más personalizado.

¿Podría decirse que esta reforma viola la libertad de expresión o  está limitando el funcionamiento de la iglesia evangélica?

En mi opinión no se viola la libertad de expresión, porque no se está prohibiendo nada, sólo se regula el nivel de volumen que debe tener una reunión o evento con el fin de no perturbar a quienes no participan del mismo. No se necesitan volúmenes exagerados para predicar o adorar al Señor.

La misión de la Iglesia no se limita al volumen de sus equipos de sonido, eso sería un reduccionismo absurdo. Se puede hacer misión y predicar el Reino de Dios ¡incluso sin aparatos de sonido! La Iglesia debe trabajar con lo que tiene. Su fuerza depende del Espíritu, no del volumen de sus equipos electrónicos.

Nadie ha dicho que no usen equipos de sonido o que no prediquen o canten, sólo se regula el volumen con el que se debe hacer.

¿Se mide a la iglesia en la misma línea que los bares, restaurantes, que llegan a altas horas de la noche funcionando?

Este para mí es el verdadero problema. Los señores legisladores que con tanta prontitud aprueban regular el sonido de las iglesias parecen estar dormidos a la hora de regular el escándalo que provocan los centros de perdición como bares y discotecas.

Aquí es donde la doble moral se deja ver. Yo no estoy en contra de que se regule el volumen y se vele por la paz y armonía de la sociedad; lo que molesta es que se quieran hacer los duros con las iglesias y al mismo tiempo sean blandos con cantinas de mala reputación y bailes de mala muerte.

El ruido excesivo es dañino venga de donde venga. Pero los negocios de mala reputación tienen la agravante de dañar los oídos y los valores de la sociedad. Quizás una iglesia perturbe por su ruido, pero no por el objetivo que se busca. Esa es la diferencia. Concluyó el Pastor Figueroa.

 

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