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sábado, abril 20, 2024

No permitas que tu pasado arruine tu presente.

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POR JULY DE SOSA

Dios declara en el libro de Isaías “Yo, soy el que borro tus rebeliones por a mor de mí mismo; y no me acordaré de tus pecados”

El pasaje muestra claramente el amor de Dios por el mismo. En este presente tiempo lamentablemente mucho restan importancia al amor propio que todos debemos de alimentar y practicar, la persona que no es capaz de amarse resultaincapaz de amar a otros. Existen comportamientos que podemos revisar para saber la medida de amor propio en nosotros. Para esto resulta urgente saber en que tiempo estamos viviendo ¿pasado o presente? Todos en alguna medida hemos sufrido algún daño emocional, como la orfandad, abuso infantil en alguna de sus manifestaciones, abuso psicológico, físico, o económico de parte de nuestra pareja sentimental, un Divorcio, etc. Sin importar cuál de estas dificultades hemos experimentado, lo que sigue es superarlas; Dios nos creo seres supervivientes y nos encomendó antes de cualquier otro ministerio el de cuidar en nosotros la libertad tan grande que él nos otorgo con elsacrificio de su hijo, en la cruz. Y el ministerio de la reconciliación, que debemos practicar y cuidar todos los días en nuestra relación con Dios el padre, nuestro prójimo, y, con nosotros mismos. Es fácil perder la paz en nuestro interior cuando por alguna razón directa o indirectamente continuamos alimentando el dolor que un hecho pasado nos dejó. Recuerdo el pasaje bíblico que habla de la esposa de Lot, quien a pesar de recibir la oportunidad de seguir avanzando y entrar a una nueva tierra lejos de su pasado. Ella, en vez de mirar con expectativa lo que estaba adelante esperándola, decidió abrazar su pasado y mirar hacia tras, deteniendo su paso quedando hecha estatua de sal. Por mucho que nos cueste creer que un ser humano puede convertirse en estatua de sal, la historia es cierta y basta con reconocer el poder de Dios para creerla. Esto tiene que ver con las consecuencias de nuestras decisiones, lo que resulta gratificante y esperanzador el saber que, si nosotros tomamos la decisión de dejar de mirar atrás soltando y dejando el pasado en el tiempo que pertenece; y como el apóstol Pablo, decidimos extendernos hacia lo que esta delante de nosotros, la consecuencia será a nuestro favor, y ampliara nuestra visión de vida. Porque ¿Quién puede avanzar con un muerto a cuestas? El pasado es algo que murió, se extinguió, no existe más.  

Debemos de estar siempre vigilantes de no comparar el pasado con el presente. Ya que este habito, es una forma de estar alimentando el pasado, y no es una opción sabia para aprovechar nuestro presente. Los recuerdos son parte de nuestra historia de vida y Dios los puso en nuestra memoria para aprender de ellos y superarnos cada día, pero no para que esos recuerdos sean ancla en nuestro camino. Muchos acostumbran frente a cualquier problema hacer comparación de su pasado. Lo cual lejos de confortarles les limita y paraliza afectando su presente. Como es el caso de las nuevas relaciones sentimentales, luego de una separación conyugal, en la nueva pareja uno o los dos, acostumbran a comparar los comportamientos y actitudes de sus exparejas, cuando lo ideal es, aprender de los errores cometidos y trabajar en eso, para no repetir patrones de conducta que pongan en riesgo la nueva relación.  

Somos los únicos responsables en permitir que nuestro pasado arruine nuestro presente. Es crucial soltar el ancla del pasado por glorioso o tráumate que haya sido este “no existe más” y no es sabio mirar al vacío…¡Vivamos el presente edificando nuestro futuro!

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