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jueves, marzo 28, 2024

Trayendo el cielo a la Tierra

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Dr. Edwin Ramos / Iglesia Nación de Dios Internacional

“Dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra.” Efesios 1:9-10

Hoy en día las personas viven por un partido político, por una creencia, incluso, por una persona; nosotros vivimos por la palabra. Esta palabra se mide por el efecto que hace en la atmósfera y en las personas a nuestro alrededor. Cuando sabemos lo que Dios está diciendo recibimos la guía para nosotros saber qué hacer.

La intención original de Dios es hacer a un hombre y todo su entorno mega, establecido por la palabra

“Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán.” Génesis 12: 1-4

Lot fue con Abraham, aún cuando él no había sido llamado llamado. Cuando se trata de destino hay que tener cuidado con quienes nos relacionamos. Cuando Dios llama Abraham, lo saca de su medio ambiente, de todo lo que conocía, su familiaridad. Su destino no estaba donde él
había nacido es por eso que tuvo que salir sin referencia de nada, empezar de cero, de la nada; la razón era algo más grande de lo que jamás pudiera haber visto en Ur de los Caldeos.

La visión de Dios para Abraham es la misma visión que Él tiene para nosotros:

1. Te haré grande Mega
2. Te multiplicaré
3. Te bendecire

En Génesis 13:2 vemos el cumplimiento del deseo de Dios en Abraham. Para esto Dios tuvo le tuvo que cambiar el nombre, porque todo nombre es una moneda de cambio y par que funcione ese nombre debe ser creíble.

El cristiano de hoy, al igual que Abraham, al venir a Jesús nuestro nombre en el cielo fue cambiado y por su sacrificio en la cruz nos volvimos creíbles delante de DIos, pero nuestra actitud frente al mundo y nuestros actos de fe determinarán que el mundo crea en quienes somos nosotros.

El deseo de Dios para nosotros es que vivamos en el orden de todo lo mega, porque todo lo grande es creíble. Es por esa razón no debemos tener temor a las riquezas, la prosperidad y los puestos de honor en nuestra vida diaria. Por eso, Jesús fue claro en decir que al orar traigamos todo lo que está en el cielo a la tierra.

El mundo religioso nos ha enseñado que la humildad, sencillez se expresan a través de la ignorancia, pobreza y escasez. He ahí una de las razones por las que el mundo no vuelve a ver a la iglesia como el representante de Dios en la tierra. Si un cristiano prospera se le critica, si está endeudado se le critica, porque en el mundo solo se puede vivir de dos maneras, siendo
pobre o siendo rico.

Dios decidió poner en nosotros el ADN de su grandeza el cual, como Abraham, debemos comenzar a mostrar. Así como Dios es creíble por la grandeza de los cielos y la tierra así nosotros debemos ser creíbles y salir de nuestro Ur de los Caldeos hacia nuestra tierra prometida.

Nosotros venimos a ser en Cristo los hijos de abraham, porque él es el padre de la fe y por lo tanto lo que Dios le prometió a Abraham debe ser activado en nuestras vida. Para esto Dios tendrá que incomodarnos, sacarnos de la zona de confort para que se active nuestro sentido de grandeza que Él puso en nuestros corazones.

Es hora que los gobiernos de las naciones vengan a la iglesia a pedir ayuda, es hora que seamos cabeza y no cola, que dejemos de vivir en deuda y a aprendamos a vivir en fe para que este mundo entienda que el Dios que nos creó esta esperando que todos se rindan a Él.

Este día aprópiate de las promesas de Dios y declara que estas hechos para la grandeza y no para vivir en pobreza. Levántate con la seguridad que Él te está sacando de esa situación de estancamiento y te pone en tu tierra prometida para cumplir con el propósito para tu vida.


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