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sábado, abril 20, 2024

El capricho de la sexualidad entre los jóvenes.

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La atracción sexual entre un joven y una señorita es tan antigua como la tierra misma, y tuvo su origen en la mente de Dios en el Edén cuando al ver al hombre solo dijo Dios: “no es bueno que él hombre esté solo, le haré ayuda idónea” creándole una compañera ideal para que juntos gozaran de una relación plena. Y aunque ambos fueron castigados su pecado no fue sexual, si no, de desobediencia a la advertencia de Dios, “de todo árbol puedes comer más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”. 

Al comprender que la sexualidad fue creada por Dios sabemos que es perfecta, sin embargo, es un don delicado y especial que puede traer felicidad o destrucción; todo dependerá del cumplimiento o ignorancia de las reglas a seguir para practicarlo satisfactoriamente. Se dice que la práctica de sexo de ocasión es el problema número uno, entre los jóvenes. Lo cual es lógico de cara a la exposición cotidiana de la propuesta sexual presentada por la gran industria de la música, programas de televisión, revistas al alcance de todos, y sin faltar la invitación de jóvenes activos sexualmente que incitan diciendo “si te sientes bien hazlo, total es tu cuerpo y a nadie le importa” Dios diseño el acto sexual con ingenio y delicadeza para ser disfrutado con todos los sentidos de forma consciente propulsados por el amor, y no por una moda o un capricho de juventud.Cuando damos rienda suelta a nuestra humanidad comienzan nuestros “ay” cuando a lo bueno lo llamamos malo y a lo malo lo llamamos bueno. Isaías 5:20.  Al igual que toda meta tienen un camino, el acto sexual también tiene su propio camino que bueno es, transitarlo sin atajos para gozar a plenitud y sin culpa la meta deseada. La salida hacia la meta se llama noviazgo, su recorrido servirá para conocerse mutuamente, desarrollar una amistad y el amor de pareja, cuidando de no sobrepasar los límites en las caricias y besos, lo que sin dudas llevaría a una experiencia sexual abruptamente. Considero que es en esta etapa en la que como padres tenemos la responsabilidad de guiar a nuestros hijos y de proporcionarles respuesta, a todas sus interrogantes acerca del tema sexual. Lamentablemente muchos son los padres que delegan esa responsabilidad a su esposa, aunque sus hijos sean varones, por su incapacidad en el abordaje del tema, o por la falta de interés en él. Un par de meses atrás, tuve la oportunidad de conocer un grupo de jóvenes entre los 16 y 18 años con dos realidades en común todos eran sexualmente activos, y ninguno de sus padres lo sabían.Al preguntarle a una joven con la que desarrolle confianza ¿Qué te motivo hacerlo? ella respondió lo hice por “capricho” y ¿Por qué no le cuentas a tu mamá? Porque me mata, respondió. Obvie comentar que este grupo de jóvenes son hijos de “cristianos” ¿Cómo es posible? que los hijos educados e instruidos con principios bíblicos no tengan la confianza de hablar de su sexualidad con sus padres que se suponen deberían de ser sus mentores. Pareciera que resulta más conveniente permitir que ellos o ellas decidan que hacer con sus hormonas elevadas, y esperar un fracaso para culparles y señalarles su mala decisión, y ¿Qué de nuestra responsabilidad en guiarlos? Dios padre recomienda : “Instruye, al niño en su camino” el manejo de la sexualidad de nuestros jóvenes también forma parte de la instrucción que como padres debemos brindarles. Hoy más que antes, ha tomado realce la práctica de sexo entre jóvenes que recién se conocen por la simple atracción a primera vista o a causa de estar alcoholizados o drogados. Siendo esto último la peor de las motivaciones porque el recuerdo de ese primer contacto sexual se vuelve borroso y confuso, lo que agrava el error. Seguramente previniendo este mal Dios reservo el acto sexual para ser disfrutado dentro del matrimonio, unión en la cual se supone estemos  conscientes de lo que queremos y hacemos.

Gracias a que comparto techo con una adolescente, consiente estoy de la presión sexual a la que se enfrentan a diario los jóvenes, lo que eleva la urgencia de motivarlos a que prevalezca en ellos la verdad de que en Cristo son más que vencedores. Antes que su deseo de experimentar lo desconocido del sexo, fuera de tiempo. Y así como todo tiene su tiempo, deben de ser paciente en la espera del tiempo óptimo para experimentar el placer sexual diseñado por Dios que debe de ser fruto del amor y no de un capricho. 

Todo me es licito, pero no todo conviene.

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