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miércoles, abril 24, 2024

No seamos tropiezo para nuestros hijos

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Sabemos que como padres no somos perfectos, día a día se cometen cantidades de errores y la gran mayoría de ellos son involuntarios. Algunos dejan secuelas y otros no.
Algunos dicen, que no hay un manual para ser buen padre, que no hay libros donde se nos diga paso a paso como ser buenos padres y que dicha formula no tendrá errores. Pero la verdad es que, si hay un manual y es la Palabra de Dios; en este escenario el error más grande que un padre o una madre puede cometer es alejar a sus hijos de Dios.
Alejar a un hijo de Dios es posible lograrlo de forma directa, cuando los padres tienen creencias contrarias a Dios; pero también cuando se es “cristiano” se congregan en una iglesia e incluso hasta pueden servir en un ministerio, pero el testimonio de los padres es malo fuera de la iglesia y del ambiente cristiano que les rodea.
¿Cuales son algunos comportamientos que pueden alejar a nuestros hijos de Dios? En términos generales un mal testimonio, pero eso se traduce en los siguientes comportamientos:
Las mentiras: Ya sea en el matrimonio o en general. Nuestros hijos aunque esten pequeños, tengamos la seguridad que están observando cada paso o cada palabra que sale de nosotros. Las conversaciones que tenemos con ellos, con nuestras parejas o con cualquier persona, ellos saben cuando mentimos. Y ellos no lograran comprender como nosotros tratamos que conozcan a un Dios verdadero si nosotros como padres somos mentirosos.
Mal carácter: No es fácil vivir en matrimonio, no es fácil ser padres y menos cuando hay situaciones conflictivas en la vida; pero un mal carácter permanente puede generar en los hijos cierta sensación de amargura, resentimiento, soledad, rebeldía, entre otros aspectos negativos. El mal carácter de los padres puede generar en el corazón de un hijo un sentimiento de minusvalía, es decir que los hijos puede creer que la causa del mal temperamento de sus padres es que los hijos son una carga, que no son valiosos, que no son suficiente motivo para que sus padres sean felices, esto daña profundamente el autoestima de los hijos, sin importar la edad. ¿Como es posible que como padres pretendamos que nuestros hijos crean en un Dios protector, amoroso, y que dio su vida por nosotros; si nosotros como padres con nuestro mal carácter les hacemos sentir menos a nuestros hijos?
Abandono físico o psicológico: Cuando hablamos de abandono inmediatamente pensamos en irnos de casa y no volver nunca, pero adicionalmente también se puede abandonar a los hijos incluso viviendo con ellos. Cuando le damos más importancia a otras cosas antes que a nuestros hijos (trabajo, deporte, amigos, uno mismo, vida social etc) y aún más, cuando los hijos viven con uno de los padres después de una separación y el papá o mamá responsable de los hijos inicia una nueva relación y le dedica mas tiempo a su nueva pareja que a sus hijos. Así mismo, cuando un padre o madre estando físicamente presente junto a sus hijos, esta más involucrado en su celular, videojuegos, laptops u otros y no interactúa con sus hijos, es otro tipo de abandono. ¿Cómo podemos presentarles a nuestros hijos un Dios que nos dice: “no temas ni desmayes, porque yo tu Dios estaré contigo todos los días de tu vida hasta el fin del mundo?
Falta de perdón: Darle a nuestros hijos un ejemplo de vida en donde como adultos nos resistimos a perdonar las ofensas de nuestras parejas u otras personas, los aleja por completo del concepto de Dios. Ya que les estamos modelando un estilo de vida lleno de soberbia, orgullo, altivez; aspectos que la palabra de Dios nos enseña que no son aceptados por Dios.
Deuteronomio 6:6-7 nos invita a lo siguiente: Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcales todos los días a tus hijos, háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Esta porción nos explica que hablar e inculcar va más allá de los consejos que les demos, implica que seamos un modelo a seguir, que formemos en ellos discípulos de Jesús. No importa si tu hijo estudia en la mejor universidad, no importa si tu hijo es popular o si tiene las mejores notas; lo más importante es que el corazón de tus hijos pueda ver a Dios como realmente es, como Dios, como Rey y Señor, y que no quiere que nadie se pierda, que es Amor y sus misericordias son nuevas cada día. Pero si sus padres a quienes si pueden ver no son su principal fuente de amor, seguridad, protección, cuidado y atención; será muy difícil hacerles creer que un Dios al cual no ven, que si es una fuente real de amor, seguridad, protección y salvación.

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