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jueves, marzo 28, 2024

Tinieblas

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Exodo 10:23 “No se veían unos a otros, nadie se levantó de su lugar por tres días…”

Cuando estudiè la Maestrìa en Divinidades me pidieron que hiciera un anàlisis de en què forma afectò a los egipcios la novena plaga, la de las tinieblas entre otras. Y encontrè efectos muy importantes con respecto a lo que produce el aislamiento en las personas. Porque eso fue lo que sucediò con las tinieblas. Dice la Escritura que por tres dìas la gente de Egipto no se pudieron ver entre ellos, nadie se levantò de su lugar y fueron dejados tal como los sorprendiò ese fenòmeno enviado por Dios para doblegar la voluntad del Faraòn.

¿Què sucede cuando nos aislamos? Eso es lo que actualmente estan estudiando los especialistas en la conducta humana. Lo primero que estàn abriendo los paìses que ya lo pueden hacer es autorizar negocios en donde haya contacto humano. Barberìas, gimnasios, salones de belleza, salones de tatuajes y otros por el estilo. ¿No se han preguntado por què?

Porque el ser humano no puede estar sin contacto con otros por mucho tiempo. Somos hechos para la compañìa de otras personas. Nos enfermamos cuando nos aislan por mucho tiempo. Somos seres gregarios y necesitamos el contcto humano. Eso fue lo que Dios impidiò a los egipcios como castigo por lo que su lìder no querìa obedecer. Los israelitas necesitaban estar unidos entre ellos mismos. Faraon los habìa esclavizado pero no solo para trabajar gratis para èl sino tambièn para que se mantuvieron separados entre sì. Que cuando llegaran a sus casas estuvieran tan cansados que no pudieran relacionarse con sus familias. Que no disfrutaran de su compañìa, del amor de sus parejas y de sus hijjos. Los hebreos necesitaban reunirse en un solo cuerpo y adorar al Dios que los estaba libertando. Ellos habìan clamado a Jehovà que los libertara del yugo egipcio para ir y tener una relaciòn personal con Èl y con sus tribus, pero Faraòn se habìa negado a dejarlos ir.

Faraòn no entendiò que Dios creò a sus criaturas para estar unidos, no separados. Y fue cuando tomò la decisiòn de darle al Faraòn un poco de su mismo chocolate: Lo aislò. Lo dejò solo, envuelto en las tinieblas sin poder comunicarse con nadie, sin poder sentir el abrazo de sus hijos, sin poder relacionarse con su pareja. No vio a nadie. No se sintiò cerca de nadie. Faraòn experimentò en grado sumo lo que habìa provocado entre los israelitas. Dios enviò la plaga de las tinieblas para que los egipcios experimentaran el dolor de no sentir en las manos el roce de otras manos. El dolor de no sentir un beso en las mejillas de alguien cercano, el abrazo tierno y dulce de un hijo. Y què decir, de una palabra amorosa de una esposa recostada en el pecho del esposo antes de dormirse. La plaga de las tinieblas le demostraron a los egipcios, especialmente a Faraòn lo importante que es para el ser humano sentirse cerca de otros para sentirse vivos y ùtiles entre sì.

¿No serà que esto es lo que necesitabamos los cristianos de hoy? ¿Que el Señor enviara no una plaga de tinieblas al mundo sino una plaga en el interior de un virus para mostrarnos que no solo de futbol vive el hombre? ¿Qué no solo del trabajo vive? ¿Qué tambièn necesita sentir el abrazo delicioso de sus hijos? ¿Qué necesita escuchar en las mañanas las sonrisas dulces y maravillosas de los niños jugando en casa? ¿Qué sì se puede desayunar todos juntos y participar en la cocina con la esposa para preparar los panquekes? ¿Que ahora sì hay tiempo para platicar en las noches antes de acostarse con toda la familia? Algunos pastores necesitan esto. Quedarse en sus casas y olvidarse por un tiempo del pùlpito para compartir con sus hijas adolescentes y escuchar sus cuitas de amor juvenil. Algunas mujeres muy “serviciales en la iglesia” necesitan estos momentos para dedicarse a escuchar las historias de sus niños que no tienen nada que ver con David o Goliat sino con ellos mismos. Sus fantasìas. Sus propios cuentos de Hadas. Es por eso que si usted observa bien, la frase cotidiana en todo esto: Volveremos a estar juntos. Cuando todo esto pase, nos tomaremos un cafè. ¿Por què? ¿Por el cafè? ¿Por el culto en la iglesia? No. Solo para estar juntos. Solo por eso. Dios es sabio y sabe en què llaga poner el dedo mis amados lectores.

SOLI DEO GLORIA

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