Una de las cosas más vergonzosas es cuando nos caemos en público y es mayor
cuando queda registrado y se puede ver una y otra vez. Ser justo no es ser una
persona perfecta ni estar exento que te sucedan cosas malas; sin duda que habrá
momentos de dificultad, de falla, de tropiezo. Esto es bueno que lo sepas, para que
no te culpes más de lo que debes. Pero algo característico del justo es no quedarse
prostrado, es su tenacidad, su perseverancia y su persistencia… ¡cada vez que cae
vuelve a levantarse las veces que sea necesario! En cambio, el carácter del perverso
es tan débil, que basta una sola calamidad para derribarlo completamente. ¿Has
tropezado? ¡No te quedes autocompadeciéndote! ¿Has caído? ¡Levántate una vez
más!