Mas el impío entra en lugar suyo.” Proverbios 11:8
“No hay mal que dure cien años… ni cuerpo que lo resista”. Esta frase coloquial nos
ayuda a consolarnos que las situaciones difíciles no serán para siempre. Pero hoy
comprendemos que la diferencia no está en las circunstancias sino en el carácter
espiritual de quien enfrenta la adversidad. El justo tarde o temprano será salvado de
las dificultades que experimenta porque su confianza está puesta en el nombre de
Dios quién puede libarnos de cualquier adversidad; sin embargo, para el que no cree
las cosas se ponen tan difíciles que él será puesto en el lugar del cual el justo fue
librado. Busquemos a Dios mientras podamos encontrarlo y experimentemos
personalmente lo que significa ser rescatado de la tribulación, angustia, problemas,
enfermedades y demás cosas que enfrentamos en esta vida.
