Hay momentos difíciles en la vida y uno de ellos es cuando nos damos cuenta de que
nos equivocamos en no escuchar el consejo y la reprensión que se nos hizo
oportunamente. Cuando enfrentemos una situación en la cual Dios habla a nuestra
vida, procuremos escucharlo y obedecerlo, pues más adelante vendrá un tiempo en
el cual nos arrepintamos de no haber prestado la debida atención. Que nuestra
actitud hacia el consejo bueno y hacia la reprensión hecha con amor, sea la de estar
atentos para escuchar y apreciar más. Al escuchar vivimos con SEA.