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martes, noviembre 26, 2024

Murmuración

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Números 12:8-10 “¿Por qué, pues, no temisteis hablar contra mi siervo, contra Moisés?
Y se encendió la ira del SEÑOR contra ellos, y El se fue. Pero cuando la nube se retiró de sobre la tienda, he aquí que Miriam estaba leprosa, blanca como la nieve.

Conozco a una hermana que fue directora de Alabanza en una congregación muy grande. Fue una mujer muy usada por el Señor para entonar cánticos de Gloria a su Nombre. Era experta en el uso del pandero, tenía un liderazgo de mucho poder. Cuando cantaba, todo el pueblo la seguía en su ministerio. Era una mujer de alto perfil ministerial. Liderazgo indiscutible. Aparte que tenía el privilegio de ser hermana mayor
del pastor general y del copastor. Así que era parte de una élite de la iglesia. Algo que muy pocas veces se ha visto en alguna congregación.

Pero un día se le ocurrió la brillante idea de llamar por teléfono a su hermano el copastor y juntos se dieron a la tarea de criticar a la esposa del pastor. Indudablemente la hermana, que era mayor que el pastor, creía que tenía cierta autoridad sobre él porque, primero, era mayor que él, luego porque en su niñez, había sido su protectora.

Perdió de vista que es el Señor quien ordena los papeles que cada uno jugamos en su tablero Divino. Que es Él el único que puede mover las piezas a su antojo. No nosotros. Pero María, la hermana de Moisés quizá lo ignoró o en un momento de celos o de cuidado materno hacia su hermanito Moisés, vio algo que la esposa hizo que no le gustó a ella, así que la empezó a criticar.

Y eso no le gustó al Señor. Y en el texto que nos lo cuenta, hay una frase que me hiela la sangre cuando me doy cuenta que cuando criticamos a los líderes que Dios ha puesto en la congregación Dios se enoja tanto que se va del lugar. ¿Se lo muestro? Lo pondré en mayúsculas para que lo note:”…Y SE ENCENDIÓ LA IRA DEL SEñOR CONTRA ELLOS, Y EL SE FUE…”

¿Qué hay escondido aquí? Dios está diciendo: “No puedo estar donde hay murmuración y crítica. No tolero a los que se dedican a criticar a los líderes que Yo he puesto porque me están criticando a Mi. Porque solo Yo sé porqué están allí. Por lo tanto, me retiro del campamento hasta que arreglen esta situación con María y su hermano Moisés. Mientras no se pongan las cosas claras, no esperen que Yo vuelva a estar con ustedes…”

¿Cual fue el veredicto? Siete días fuera del campamento. Y lo peor de todo: siete días que nadie se movió. Se retrasó el viaje por el desierto esperando que María fuera libre de la lepra de la crítica y la murmuración.

¿No será que alguno de nosotros está retrasando las bendiciones de Dios sobre nuestra casa, ministerio, finanzas y otras cosas porque Dios se ha retirado de nuestra vida?

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