para andar por sendas tenebrosas.” Proverbios 2.13
La biblia es clara en cuanto a nuestra condición espiritual, pero de manera particular hay hombres que se vuelven malvados. Tal es el caso de los ladrones que crucificaron junto a Jesús el día de su muerte. Ambos habían obrado mal y luego de hacerles el debido procedimiento fueron sentenciados a muerte. Uno de ellos le exigía a Jesús que se salvara y que los salvara. El otro, arrepentido por su proceder acá en la Tierra le suplicó que se acordara de él cuando estuviera en Su reino. Jesús al ver la fe de este segundo malhechor, le promete que ese mismo día estaría con Él en el paraíso. Esa promesa de vida eterna es la que sigue haciendo a todo aquel que cree en Él. ¿Has recibido esa promesa? ¡Recuerda, Él ha resucitado!
