No hay nada que este oculto a los ojos de Dios, debemos saber que ante sus ojos no hay justo ni aun uno, esto quiere decir que todos hemos pecado y hemos faltado a la justicia de Dios. Luego Dios conoce nuestras obras y pensamientos aun los que están ocultos, no hay nada que no vaya a ser descubierto cuando estemos delante de la presencia de Dios. Finalmente, a pesar de que Él nos conoce y sabe nuestro proceder, decidió enviar a su Único hijo a morir por ti y por mí. ¿No es maravilloso nuestro Dios? Ahora somos limpios y cuando nos presentemos delante de Él estaremos sin falta gracias a que Jesús tomó nuestro lugar en la cruz.
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