Existen situaciones muy especiales provenientes de circunstancias o condiciones extraordinarias que agobian de manera excesiva o acentuada a una persona. ¡Hay diversas circunstancias extremas cuando necesitamos orar a cada momento e instante, si es posible! para que así puedas resistir la batalla, descargando tu oprimido corazón, estando con el mejor confidente de nuestra existencia:¡nuestro amado Padre Celestial.
Veamos algunas de estas situaciones extremas, que realmente merecen implorar Su pronta intervención y vivir en total dependencia de Jehová de los ejércitos.
1.Cuando te sientes y estés desconsolado
2.Cuando te sientas y estés abandonado
3. ¿Sientes que necesitas ayuda?
¡Estas situaciones sólo son algunas de ellas.!Veamos la primera:
¿Te sientes desconsolado?
Dice Salmo 51:17
“Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.”
1. ¿Te sientes desconsolado?
Salmo 22:24
“Porque no menospreció ni abominó la aflicción del afligido, Ni de él escondió su rostro; sino que cuando clamó a El, le oyó”
¿Te has encontrado en situaciones en las que piensas que todo se viene abajo, que tu vida está perdida, y eres presa de una irresistible angustia, aflicción, abatimiento o profunda tristeza? Yo sí, ¡y en varias ocasiones!
Recuerdo cuando mi segundo hijo era llevado al quirófano a la edad de cinco años para extraerle las amígdalas y adenoides. ¡Lo miraba en esa silla de ruedas, la cual era conducida por la enfermera! Me despedía de él con una sonrisa por fuera, pero con una profunda aflicción por dentro, me angustié en extremo y sentía que se me paralizaba mi corazón. Me habían dicho que era una operación sencilla, sin complicaciones, pero en mi interior siempre he sabido que en cada cirugía hay un riesgo latente. Lo viingresar a la sala de operaciones y cuando la puerta del quirófano se cerró lentamente, las lágrimas empezaron a correr sobre mis mejillas. Estaba realmente desconsolada, me sentía sola entre esas frías instalaciones del hospital, ya que mi esposo por motivos de trabajo estaba de viaje. Lo único que sabía era que necesitaba ir a encerrarme en alguna habitación para estar a solas con el Señor, así que me dirigí al primer baño que encontré, cerré con llave la puerta y de rodillas, en ese improvisado y poco atractivo lugar de oración, con grandes sollozos y gemidos lastimeros, suplicaba ante mi Dios, clamaba inundada en llanto, suplicando su gran misericordia. Estaba desesperada, sumergida en la total intranquilidad, ansiosa a más no poder. Lo único que podía hacer en ese momento era orar, derramar toda mi angustia ante el Dios Viviente. Luego de orar, repentinamente sentí una paz que sólo Él puede darnos, una paz sobrenatural que sobrepasa todo entendimiento. ¡Bendito el Señor que por su gran bondad permitió que Raulito saliera exitoso de dicha cirugía!
Cuando te sientas hundido en la tristeza, en la taquicardia de la aflicción, en la total desesperación, angustia e impotencia, ¡es la oportunidad perfecta de encontrarte cara a cara con el Padre Eterno! No pierdas esa valiosa oportunidad, en tales circunstancias búscalo primeramente a Él, no vayas en pos del consuelo humano, de lo que el Doctor te pueda decir, no pongas tu esperanza en nadie más que en Él, porque sólo así podrás experimentar esa paz y consuelo de la que te hablo. Por eso David expresa en el Salmo 51 que “al corazón contrito y humillado, el Señor no lo desprecia.” En estos momentos cuando te sientas impotente, frágil y desesperado, es que se activa una llama de avivamiento para orar, ya que la verdadera oración es la que es expresada desde lo más profundo de nuestro ser, aferrándonos a que la única esperanza y ayuda vendrá del Señor.
La próxima semana seguiremos con la segunda situación.
¡Nuestro Padre Celestial te estará esperando con los brazos abiertos!
Con el amor de Cristo,
Helen de López
