Éxodo 1:22 “Entonces Faraón ordenó a todo su pueblo, diciendo: Todo hijo que nazca lo echaréis al Nilo, y a toda hija la dejaréis con vida”
En la Biblia, ni una jota ni una tilde están de más. Todas las letras o signos tienen una razón de ser.
La mayoría de lectores de la Palabra lo hacen de manera corrida. Como si estuvieran leyendo un periódico o una nota escrita por alguien sin mucha importancia.
Al hacerlo así, nos perdemos grandes perlas escondidas entre sus líneas. Bien dijo Jesus, que escudriñemos las Escrituras porque allí lo encontraremos. Pero se necesita un alto grado de comprensión bíblica o de lectura para poder hallar esas perlas enterradas en ese gran terreno que es la Palabra de Dios.
Ese es el caso, entre muchos, del pasaje que quiero comentar este día.
Faraón le dice a las parteras que cuando una mujer hebrea esté a punto de dar a luz, observen si el que está naciendo es niño o niña. Si es niño, deben matarlo inmediatamente echándolo a las aguas del río Nilo. Todos sabemos que para ellos, el Nilo era el dios de la fertilidad, por lo tanto, cada niño sería una ofrenda a ese dios que les daba su alimento.
Pero no se queda allí, sino agrega: “y a toda hija la dejaréis con vida”. Semánticamente sería aceptable que el Faraón hubiera dicho que mataran a todos los niños, varones o mujercitas para poder acabar con la raza hebrea que le estaba ocasionando cierto resquemor al verlos tan abundantes. También sabemos que para Faraón, cada niño que nacía era un potencial guerrero que algún día se volvería contra su pueblo Egipto. Por lo tanto, había que parar la natalidad hebrea a como diera lugar. Especialmente de los varones.
Pero aquí está el quid del asunto con esto de dejar con vida a las niñas. Resulta que todos conocemos el gran privilegio que tienen las mujeres de ser las que guían a los hijos hacia el Dios que adoren. Si la madre es pagana, sus hijos serán paganos. Eso es indudable hasta que en nuestro caso, Jesus se manifieste en la vida de alguna persona. Pero mientras tanto, es la madre la que dirige el curso de sus hijos.
Así que cuando Faraón se dio cuenta que las hebreas, según el dicho de las parteras, eran más fuertes que otra mujer embarazada, dio la orden de matar a los niños pero dejar con vida a las niñas.
¿Cual es el misterio que se esconde en esta frase?
Si son las mujeres las que guían a los hijos hacia el dios que ellas adoren, Faraón supone que al dejar vivas a las niñas, cuando éstas estuvieran en edad de casarse, al no haber varones hebreos disponibles para engendrar hijos, lo tenían que hacer casándose con egipcios y de esa manera, todos los hijos que nacieran de esa unión, que serian híbridos, por la influencia de las madres que tenían que adorar al dios de su esposo, ellas mismas harían que sus hijos adoraran a los dioses egipcios.
Ese sería el golpe demoledor para acabar con los varones hebreos y dejarían de ser enemigos potenciales de su pueblo. Todos los varones que nacieran de esa unión híbrida, serían egipcios por nacimiento y no hebreos.
¿Un ejemplo?
Levítico 24:10-11 “El hijo de una mujer israelita, cuyo padre era egipcio, salió entre los hijos de Israel; y el hijo de la israelita y un hombre de Israel lucharon en el campamento. Y el hijo de la israelita blasfemó el Nombre, y maldijo”
¿Lo notamos? La israelita se casó con un egipcio y su hijo, en lugar de aprender a bendecir el Nombre de Dios, imitó la conducta del padre y maldijo a Dios. ¿Que hizo la madre? llorar la pérdida de su hijo.
Hoy, el espíritu de Faraón aún está vigente: hoy no ordena que los hijos de Dios sean echados al río Nilo, no, hoy lo que hace es castrarlos, convertirlos en homosexuales, afeminados, andróginos y otras cosas para que las futuras madres cristianas no encuentren un verdadero hombre que les ayude a formar familias temerosas de Dios y que guarden los estándares cristianos para Gloria y Honra de nuestro Señor.
