Cuando el apóstol Pablo escribió: “No dejando de congregarnos como algunos tienen por costumbre”, es porque en medio de la congregación de la cual fue escrita la carta, habían noticias de personas que por distintas causas que no se especifican, se habían acostumbrado a no congregarse, es un hábito congregarse, como es un hábito no congregarse, entonces el apóstol nos llama y anima a asistir.
Tiempos como los presentes es un riesgo que muchas personas se acostumbren a no congregarse, y aunque pueda interpretarse como justificado por cuestiones de salud, prudencia, etc. También creería que hay una diferencia entre congregarse y conectarse, porque si bien algunos han sustituido el participar en el servicio de manera presencial por estar en línea, esta viene a ser una alternativa que debe revisar la persona que decide conectarse, pues congregarse implica participar activamente de una iglesia e involucrarse de todas aquellas cosas que están en el día a día de la misma.
Los beneficios de asistir a una iglesia son diversos, en primer lugar está la relación con Dios, la cual existe también fuera de una iglesia, pero cuando se mezcla con la koinonia, con el uso de los dones dados por el Señor en función del rey, con el desarrollo de los ministerios repartidos por Dios a cada persona, entonces encontramos el sentido y razón de congregarnos desde la perspectiva evangelistica, nosotros crecemos conforme al reino, y el reino también nos llama a ser atalayas, existe una necesidad en el individuo mismo de cumplir estas funciones en el reino de los cielos, estas pueden ser asistir, participar del servicio, estar comprometido con las responsabilidades materiales que la iglesia tiene, apoyando a suplirlas, pero también desarrollar todo aquello que el Espíritu Santo ha puesto en nosotros para hacerlo.
Cuando alguien no se congrega se acostumbra a ello, la Biblia en ningún momento relata que esto sea bueno, no lo podemos justificar de manera permanente, tenemos como cristianos, como pastores, la responsabilidad de motivar y animar a aquellos que se han alejado de la congregación, para que vuelvan a ser parte de la grey en el área que ellos consideren, participando activamente o simplemente reuniéndose para recibir la palabra de Dios.
A lo largo de la historia he escuchado frases como: “Dios no está en las cuatro paredes”, “Dios está en todo lugar”, “Dios está en mi corazón”, pero no podemos con estos argumentos debilitar los principios de Dios, la Biblia en el Antiguo y Nuevo Testamento posee representaciones del acercamiento a la iglesia en físico. “Yo me alegré con los que me decían: a la casa de Jehová iremos”, “Por sus puertas entrar con acción de gracias, por sus atrios con alabanza”. El rey David expresa:” He aquí yo habito en casa de cedro, y el arca del pacto de Jehová debajo de cortinas”, al conversar con el profeta se denota el agrado ante el anhelo de David a que se construya templo para Dios.
En el Nuevo Testamento desde la perspectiva judeo-cristiana, se ve al Señor ordenado como rabino, por consiguiente el seguía una orden eclesial, pero luego casi en todo el Nuevo Testamento se especifican instrucciones para la iglesia, la mayor parte de las epístolas de los apóstoles que las escriben están enfocadas en nutrir, ordenar, exhortar, decir cómo se debe y como no se debe hacer las cosas para la iglesia en el lugar que corresponde, finalmente es maravilloso como en el libro de Apocalipsis se refiere a las iglesias, y va estableciendo los distintos tipos de iglesia conforme a su localidad, dándoles palabra de enseñanza y ánimo, entonces decir no necesitamos congregarnos o ser parte de una congregación siento que en buena medida es un disfraz de dolores, mal manejo de relaciones, malas experiencias vividas, fatiga o cansancio, pero en el fondo también se envuelve un poco de ego del individuo, la necesidad de congregarse es importante, y en estos días estamos para animar a todo aquel que está alejado de la casa de Dios a que vuelva, a que regrese y siga adelante.
