«… y a Moisés le fue mal por culpa de ellos, pues lo sacaron de quicio y él habló sin pensar lo que decía».
Salmo 106:32-33 NVI
Piensa en lo que estás pensando, cuida lo que estás hablando. Tu boca es poderosa, para bien o para mal. Tu boca define tu destino, si no lo crees, pregúntale a Moisés acerca de esto. No caigas en trampas y provocaciones de nada y de nadie, y eso incluye a las personas en la calle, en el tráfico, en la oficina, en el lugar de estudios o trabajo. Incluye las trampas del enemigo, las de tu carne, tus emociones, la economía, las noticias, tus enemigos, familia, en fin, todo lo que te lleve a proferir palabras sombrías y necias de las que Jesús y Pablo también nos advirtieron (Efe. 5.4; Mateo 12.36)
Piensa en lo que estás pensando y cuida lo que estás diciendo. Confia en Dios, afirmate en su Palabra, por eso Jesús nos enseñó que vivimos de lo que sale de la boca de Dios, Él sabe del poder de las Palabras, de hecho así creó todas las cosas.
Que lo que salga de tu boca sea fuente de bendiciones para ti, tu familia y los que te rodean. Piensa en lo que estás pensando y cuida lo que estás diciendo. Lo que dices define tu destino.