Génesis 2:18 “Y el SEÑOR Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea”
Esto le va a caer muy mal a los machistas. Y los machistas no son solo los incrédulos que han creído siempre que el hombre es superior a la mujer. Que el cerebro del hombre es más sabio que el femenino. Que la mujer no tiene la inteligencia que tiene el hombre. Que el IQ masculino es superior al de ella.
Pero también están los machistas evangélicos que no han leído bien la historia de la creación. Son los que han creído siempre que el hombre es la corona de la creación. Son los que predican que hay que amar a la mujer pero la desprecian con sus chistes vulgares y sucios. Son los que las utilizan para saciar sus bajos instintos y luego las dejan abandonadas socialmente porque no sirven para nada más que para dar hijos y para hacer el oficio de la casa.
Cuánta falta hace que estudiemos la Biblia con más detenimiento y respeto. Cuánta falta hace que nosotros los que decimos que hay que amar al prójimo amemos más y mejor a nuestro primer prójimo que es nuestra esposa.
Vamos a ver:
Es cierto que en la Biblia los mandamientos y exigencias espirituales son más para los hombres que para las mujeres. Incluso Pablo dejó escrito que no se le permite a la mujer hablar en la congregación y esto lo hemos tomado por el rumbo que nos ha parecido bien. A la mujer, en la Iglesia, se le pone a hacer pupusas pro templo, se le pone a cuidar a los niños, a organizar baby showers y otras cosas menos a participar en el Culto a Dios. Casi nunca la esposa del predicador está sentada en las primeras sillas. Siempre está escondida en algún rincón del templo como si diera vergüenza que la conozcan. Craso error mis queridos.
Aunque es cierto que en el orden eclesiástico los hombres tienen más protagonismo que las mujeres, sabemos que hay respuestas que explican que no debe ser así. Pero debemos estudiar con lupa la verdad de todo.
El orden de la creación fue de manera tal, que lo más importante fue dejado para el final, para que “el hombre sepa que todo fue creado para él”. Por lo tanto, el hombre es el objetivo máximo de la creación.
Esta es la noción que tiene la mayoría. pero el que conozca bien el relato de la creación, sabrá que en realidad el hombre no es lo último que fue creado…¡sino la mujer! Una vez que Adán fue creado, Dios creó a Eva de una de sus costillas. Por lo tanto, la última creación, la más importante de todas, es la mujer. Ella es la corona de la creación. Ella es la guinda del pastel. Ella es el diamante en el anillo. El epítome de la Sabiduría de Dios.
Entonces cabe preguntarse por qué a la mujer se le piden menos responsabilidades que al hombre. La respuesta es, que la mujer está en un nivel superior mucho más alto que el hombre. Ella no necesita de todas las obligaciones que tiene el hombre para estar bien con Dios. Un ejemplo claro es el “simple” hecho de que una mujer pueda tener dentro de sí un bebé, una vida dentro de ella, eso es lo más cerca que alguien puede llegar a parecerse a Dios.
Así que ese nivel, esa experiencia, esa conexión que la mujer hace con Dios en ese momento, es algo que el hombre nunca podrá alcanzar, por más que lo intenten cierta clase de personas.
Justamente, debido a esta falencia que tiene el hombre y a su bajo nivel espiritual, es que tiene todas las responsabilidades que Dios dispuso para nosotros, para que podamos estar conectados con la Presencia Divina. Y, ¡asómbrese! aún en esto necesita la ayuda de su esposa para que las tentaciones de la calle no lo alcancen sino tenga en ella la oportunidad de encontrar su complemento en lo sexual, lo moral y lo espiritual.
No, la mujer no es un objeto sexual. No es un adorno en la vida del hombre. No es un artículo desechable después de usarlo. Así que podemos, tanto hombres como mujeres, quedarnos tranquilos: Dios sabe muy bien qué hizo y cómo lo hizo. Y ambos, mujer y hombre, juntos, formamos el papel esencial en la creación.
