Por: Lic. César Meléndez | Director de Capellanía Universitaria Universidad Evangélica de El Salvador
¿Ha escuchado la frase, cada cabeza es un mundo? Seguramente sí, pues expresa que tenemos diferentes maneras de pensar.
En la actualidad, muchas personas temen expresar opiniones que difieran de la corriente dominante, por miedo a ser ridiculizadas o atacadas públicamente. En este sentido, para muchos es preferible evitar cualquier riesgo y confrontación, aunque implique que dicha idea está sustentada en el error.
Debemos recordar las Palabras de Pablo a su discípulo Timoteo cuando escribe en 2ª Timoteo 1:7 que…”no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”, seguramente no quería solo brindarle ánimo ante los desafíos sociales o culturales, sino quería exhortarle a tener una vida congruente con los principios de Dios, porque así tiene mayores sustentos para compartir las buenas nuevas de salvación en Jesús. Debemos elegir bien nuestras peleas, cualquier otra cosa por la que usted entre en conflicto, que no sea el honor de nuestro Dios, será una pérdida de tiempo.
El profeta Daniel en el exilio en Babilonia al ser puesto al servicio del Rey, hizo una propuesta en su corazón, como se menciona en Daniel 1:8, “Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse”. Ante ideas contrarias a Dios, Daniel y sus amigos prefirieron incluso enfrentar peligro de muerte, pero mantuvieron sus convicciones sin titubear.
La valentía de Daniel no residía en ideas propias, sino en su profunda relación personal con el Dios a quien amaba. Reconoció la obra y la voluntad de Dios en su vida, lo que le permitió enfrentar las adversidades con confianza y determinación. Sabía que nada de lo que le sucedía escapaba del cuidado dado por Dios.
En la sociedad actual, los creyentes enfrentan desafíos similares a los de Daniel. Somos extranjeros en un mundo hostil que nos presiona para ceder en nuestra fe y priorizar lealtades terrenales sobre nuestra devoción a Dios y si nuestra tendencia es ser valientes solamente en el contexto de una red social, pero no tenemos congruencia en nuestro accionar, tal acto es infructuoso. Si por lo que peleamos, solamente son ideas propias, pero no mostramos los valores del Reino en nuestra vida, tal esfuerzo también será infructuoso.
Qué bendición es encontrar fuerza y valentía, en la misma fuente que Daniel: nuestra relación con Dios, pues es aquí donde nos nutrimos de lo que a Dios le agrada y es aquí donde decidimos seguir la Palabra de Dios, en Romanos 12:2 “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Dios nos da gracia en medio de la adversidad y nos capacita para enfrentar los desafíos diarios con valentía.
Como a Daniel, Dios nos planta donde él quiere, estamos en este país, esta familia y esta vida, no por casualidad. Al comprometernos fielmente con el Señor, podemos estar seguros de que él nos fortalecerá para resistir la presión del mundo que nos rodea, renovará nuestra mente y presentaremos defensa de nuestra fe con mansedumbre, con hechos y argumentos basados en su Palabra. Debemos profundizar en nuestra relación con Dios y mantenernos fieles a él, en toda circunstancia.
Charles H. Spurgeon dijo, “La Palabra de Dios es como un león. No tienes que defender a un león. Todo lo que tienes que hacer es soltar al león y el león se defenderá”. Que habite su Palabra en abundancia en nuestros corazones, para que a medida que enfrentamos los desafíos de la vida, recordemos que, como discípulos de Jesús, ya conocemos el final: Dios es fiel y victorioso, sus promesas son seguras y siempre se cumplen. Confiemos y seamos valientes, Dios cumplirá su propósito en nuestras vidas.
