Por: Edwin Góngora
Es increíble, pero una buena parte de los texto del nuevo testamento nos hablan acerca del amor fraterno. Si, ese amor que se vuelve la manera real de vivir el Reino de Dios en este mundo.
Incluso, Jesús también nos invita a practicarlo con la frase: “Ámense los unos a los otros como yo los he amado”, escrito en Juan 13: verso 34.
Traemos acotación lo anterior estimados lectores, por esa tarea que también se nos dejó escrita en la palabra puntualmente en Hebreos 13 versículo 3: “Acordaos de los presos, como si estuvierais presos juntamente con ellos”.
Aquí en El Salvador un buen número de Ministerios Cristianos se toman muy en serio este mandato y acuden con regularidad a la mayoría de los 20 centros penales existentes.
Muestra de ello es la visita que el pasado 5 de abril realizaron miembros de la Iglesia Templo Cristiano Bethel, ubicados en San Martin. Según publicaron en su página oficial en Facebook.
Ellos compartieron el mensaje con los internos, recordándoles que, dentro de la misericordia de Dios, que es buena, agradable y perfecta, somos parte de un propósito y que ese propósito se ha de cumplir siempre para la Gloria de Él.
Alguien dijo una vez que a la cárcel hay que entrar con los pies descalzos. Allí se sufre, y donde hay sufrimiento se vive el misterio de la presencia de Dios.
Para un cristiano, visitar a las persona privadas de libertad, no es un acto de justicia, ni un hecho generoso. Visitar un preso es un genuino acto de caridad revestido con un adorno especial de llevar misericordia.
Eso de lo que decíamos al principio, del amor fraterno, es más que un sentido de simpatía, es una entrega del corazón y de la inteligencia para compadecerse de las miserias ajenas.
