Por el Pastor: Pai Otoniel Alvarado|
Iglesia: Lirios del Valle Central
Los procesados, desarrollan una fe acrisolada
Una fe acrisolada, probada por el candente calor de un fuego, capaz de hacer arder todo al rojo vivo.
Una fe firme, que no se tambalea con la fuerza de los vientos, ni con los empujones de las dudas e incredulidades.
Una fe, capaz de respirar en las profundidades de las aguas, y volar sobre las alturas de las nubes. Esa es, una fe acrisolada. Diestra en brillar como el cristal, sin necesidad de estar acompañada. Muchas veces nuestra fe, es probada como el cristal cuando se encuentra sola… es allí donde se convierte en acrisolada.
Alimenta tu fe, cada día con las promesas de Dios para ti.
Recuerda que el fuego de la prueba solo te conducirá a una fe indestructible, probada y aprobada por las llamas.
Tu ya vienes de donde asustan… las aflicciones presentes no pondrán asfixiar tu confianza en Dios. Así que sigue creyendo, sigue confiando, sigue sonriendo mientras viene de camino tu milagro. Porque incluso la más larga espera, será placentera si te haces acompañar de una fe, acrisolada. Pura como el cristal, y formada en la soledad de las tragedias más oscuras.
“para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual, aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,” –1Pedro 1:7
La gente procesada, pasan de ser guerreros a ser herreros
Quizá hallan muchos guerreros, pero pocos herreros. Y mucho menos
Guerreros-herreros.
Esos guerreros valientes que no solamente saben usar la espada, sino que también forjan sus propias espadas.
Ellos saben elaborar armas de lo que parece inservible…
No le temen al calor del fuego, sino que hacen de los hornos su mejor aliado, para trabajar al rojo vivió las armas que les entregarán las futuras victorias.
Forjadores de espadas… de espadas nuevas, de espadas invencibles.
Cada mañana podemos afilar nuestra espada, usando la más grande espada de todos los tiempos la cual es la palabra de Dios.
No solo seas un guerrero, sé también un herrero dedicado a sacar filos nuevos de simples metales.
Forja espadas de los problemas, forja espadas de las enfermedades, forja espadas de las traiciones y forja espadas de la soledad.
Las espadas que se forjan en tu boca, son esas palabras rhemas que se han convertido en lemas para tu vida.
Es decir, textos bíblicos, o promesas escriturales que te han ayudado a ganar tus batallas cuando estabas a punto de rendirte.
El forjador de espadas, es aquel hijo de Dios que ha puesto la palabra de Dios en su boca para pelear y ganar sus batallas.
Es ese cristiano fuerte, que no espera que los ángeles del cielo vengan para ayudarlo, sino que se abre camino, con la espada de Dios en su boca.
Forjar espadas, es aprenderte textos de memoria.
Forjar espadas es extraer de la palabra de Dios, esos párrafos bíblicos que se han hecho vida en ti, y que como llamas queman tu corazón.
Si has sufrido procesos difíciles en tu vida, es porque Dios desea, que desarrolles al menos, las 2 primeras habilidades de un procesado, las cuales son: Tener una fe acrisolad, y ser un forjador de espadas.
“En cuanto a Dios, perfecto es su camino, Y acrisolada la palabra de Jehová; Escudo es a todos los que en él esperan” Salmos 18:30
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