Basado en Jueces 4 y 5
¿Te has sentido alguna vez incapaz de avanzar?
¿Has escuchado frases como: “tú no puedes”, “otras sí, pero tú no”, “no tienes lo necesario” o “no eres tan inteligente”?
Tal vez, sin quererlo, fuiste creyendo esas palabras.
Te miras al espejo y piensas: “yo no soy como ellas”.
Y aunque tienes sueños, te paralizan las dudas, el miedo y lo que otros sembraron en tu mente.
Muchas mujeres viven así. Se descalifican antes de intentarlo.
Sus sueños se duermen y su propósito se apaga por miedo, desánimo o voces que las hicieron sentir menos.
Débora vivía en tiempos difíciles. Su pueblo estaba oprimido y el temor dominaba.
Pero ella no se escondió. No permitió que las circunstancias la hicieran retroceder.
Fue una mujer que escuchó a Dios y accionó con valor.
Débora era profetisa y jueza, pero sobre todo, una mujer dispuesta.
Escuchó el llamado de Dios y no lo ignoró.
No esperó a que otros se levantaran. Se levantó ella, y con ella, se levantó toda una nación.
Declaró palabra de Dios, activó a los guerreros y fue ejemplo de fe y liderazgo.
En Jueces 5:7 ella dice con firmeza:
“Hasta que yo, Débora, me levanté”.
Tal vez tú también has vivido bajo opresión emocional, espiritual o social.
Has pensado que tu tiempo ya pasó, o que Dios no puede usarte. Pero no es así.
Dios sigue llamando mujeres valientes, mujeres como tú.
No te escondas. No dejes que lo que vives anule lo que Dios dijo de ti.
Él te escogió, no por tu fuerza, sino por tu disposición.
Levántate, mujer. Aunque el panorama sea incierto, el Dios que llamó a Débora también te llama.
Tus sueños siguen siendo grandes en las manos de Dios.
Y cuando decides responder, Él va contigo.
“Hasta que yo, Débora, me levanté” —Jueces 5:7
Emma de Cuéllar
Tomando Mi Nación Mujer
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