Basado en Lucas 8:2; Juan 20:11-18
¿Cuántas veces te han señalado?
El mundo es cruel: pone marcas, condena, recuerda tus errores y define tu vida por lo que hiciste o viviste. Muchas mujeres, en su búsqueda de felicidad, terminaron atrapadas en caminos de perdición. Lo que parecía libertad terminó siendo cadenas que las consumieron. Así como María Magdalena, que buscó llenar vacíos y acabó poseída por el infierno (Lucas 8:2), hoy hay millones de almas siguiendo un estilo de vida parecido: creyendo que disfrutan la vida, pero en realidad viviendo bajo opresión espiritual, atadas a un mundo que roba paz, dignidad y propósito.
María Magdalena fue señalada, menospreciada y considerada “no suficiente” por quienes la conocían. A los ojos de la sociedad, su vida estaba marcada por la derrota. Pero a los ojos de Jesús, su historia apenas comenzaba. Él no la miró por su pasado, sino por lo que podía hacer con ella. La liberó de siete demonios, sanó lo más profundo de su ser y le devolvió dignidad.
Lo que el mundo desechó, Cristo lo honró. Tanto así que la escogió como la primera testigo de su resurrección (Juan 20:11-18). El cielo la levantó en el lugar donde la tierra la había condenado. El Evangelio hizo lo que nada más podía hacer: transformar el quebranto en victoria.
Hoy muchas mujeres cargan con condena, vergüenza y voces que las hacen sentir menos. Pero el mismo Cristo que llamó a María Magdalena también te llama a ti. No busca perfección; busca fe y entrega. Y si te preguntas si hay solución para tu vida, la respuesta es clara: sí, en Cristo. Él es quien rompe cadenas, da un nuevo comienzo y convierte tu quebranto en victoria.
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” —2 Corintios 5:17
Hoy el Señor te dice: No eres lo que fuiste, eres lo queCristo declaró de ti. Deja atrás la condena y camina en tu victoria.
Tomando Mi Nación Mujer
Emma de Cuéllar
