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martes, noviembre 26, 2024

Un Dios de domingo

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Apocalipsis 3:20 “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo”

Las tradiciones en nuestros países nos han hecho mucho daño a la hora de convertirnos al Evangelio. Nuestros padres nos acostumbraron a ser religiosos desde niños. No es un secreto que muchos de mis lectores hicieron su “primera comunión” en sus templos sin saber a ciencia cierta qué estaban haciendo, pero esa era la instrucción de los padres que según ellos, nos estaban guiando por senderos de la Verdad. Claro, tienen su mérito. Muchos crecimos bajo ese estandarte religioso y nos inculcaron moral y respeto tanto como temor al dios en que ellos habían depositado su fe. Yo no fui la excepción.

Es por eso que muchos lìderes cristianos fueron influenciados tanto en su fe de niños y jóvenes que aún en sus mensaje a la Verdadera iglesia de Cristo mezclan todavía frases o tradiciones de la iglesia oficial. Escuche a un pastor muy respetado en algún paìs del mundo que Santa Marta era la madre de Marìa, la madre de Jesus. ¿Raro? No. Cultura religiosa diría yo.

Debemos tener mucho cuidado con eso porque somos los mensajeros de Dios para llevar la buena Nueva de salvación a los perdidos. En fin, así son las cosas. Les contaré un poquito de mi experiencia:

“¡Se preparan patojos, porque vamos a ir a visitar al Santísimo!” eran las palabras de mi mamá cuando èramos niños. Todavía no habían nacido los diez hijos que tuvo, apenas creo que èramos unos cuatro todavía cuando ella tenía la costumbre de llevarnos a la iglesia de aquel tiempo cuando era la temporada de celebrar esa fiesta tradicional.

Desde entonces nos quedó la costumbre que a Dios se le “visitaba” en la iglesia cada domingo. Y se volvió una cultura y esa cultura se convirtió en una costumbre. Y esa costumbre se volvió hábito. Y ese hábito nos hizo daño. Porque cuando muchos de nosotros dejamos aquella iglesia y nos convertimos al Evangelio de Cristo, no abandonamos lo que se había vuelto cultural y habitual: Visitar a Dios cada domingo en la iglesia. Hasta el dìa de hoy. Hoy tenemos problemas de fe.

Porque un Dios de domingo no hace los milagros que deseamos en nuestras vidas. Un Dios de domingo no provee suficiente para nuestro sustento. Un Dios de domingo no sana nuestras heridas ni golpes que la vida nos da. Un Dios de domingo no nos transforma. Triste pero cierto. Muchas personas que conozco, todavía tienen un Dios de domingo. Es por eso que su fe o no existe o es demasiado débil. Porque ahora tenemos otro gigantesco problema: Como no hay domingo para ir a la iglesia, tampoco “visitamos” a Dios. Porque ese Dios se visita solo en la iglesia, no está en el hogar. No se concibe a un Dios que puede estar en la casa, en la habitaciòn, en la sala y en el comedor. Incluso en el carro o en el bus. No. El Dios que nos enseñaron nuestros antepasados solo existe y está en las cuatro paredes del tempo. No en la vida diaria. No en un rincón secreto en donde se le puede hablar, suplicar y pedir. No se concibe un Dios que nos ve en todo momento y en todo lugar.

Entonces no tenemos fe. No creemos en que Dios nos escucha donde estemos y cuando le hablemos. Estos tiempos están redefiniendo la fe de muchos. Espero que se estén dando cuenta que han estado equivocados. Que al Dios de la Biblia se le tiene en el corazón y no en una vitrina. Que al Dios de las Escrituras se le siente y se le vive en una dimensión extraordinaria de fe, de compañerismo y de amistad íntima. No importa donde nos encontremos. Si a Ana se le hubiera enseñado esto, Samuel hubiera nacido mucho tiempo antes y no hubiera esperado diez años de amargura y tristeza. Usted también puede ahorrarse muchos años de soledad y abandono esperando que abran las iglesias. Hoy puede ser su dìa de fe. Hoy puede ser el dìa de su milagro porque hoy Dios está esperando oír su clamor. Y, le digo, estoy seguro que le escuchará y le responderá sin esperar que llegue un domingo. Porque, además de todo, para que le permitan a la iglesia reunirse masivamente falta mucho, mucho tiempo. Así que mejor aproveche a platicar con Jesus mientras haya tiempo que es hoy mismo. Tocad y se os abrirá. Pedid y se os darà. Eso fue lo que nos dijo el Maestro.

SOLI DEO GLORIA

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