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viernes, abril 26, 2024

Razones para la esperanza

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El virus está avanzando y los hospitales han llegado al límite de su capacidad. Los insumos escasean y el personal médico resulta insuficiente. Ante esa realidad ¿puede haber razones para tener esperanza? La respuesta es sí. No todo es malo en esta época de pandemia. También hay buenas noticias. Una de ellas es que la tasa de letalidad del SARS CoV 2 ha descendido en nuestro país, del 5.6% al inicio de los contagios al 2.6% de la actualidad. Esta última tasa todavía es alta, pero es tres puntos menor que al principio, lo cual, se traduce en más personas que superarán el contagio. Ese ha sido el comportamiento natural del virus cuando se establece en una región y nuestro país no ha sido la excepción.

Otra buena noticia es que el nuevo coronavirus se logró identificar de forma muy rápida, solo una semana después de los primeros casos en Wuhan, China. Ese fue un período muy corto si se compara con otras epidemias, por ejemplo, la de VIH, en la que tomó dos años identificar el virus. Además, a solo dos semanas de los primeros casos se logró completar la secuencia del genoma del SARS CoV 2, con lo cual, fue posible elaborar pruebas para identificar casos positivos e iniciar investigaciones para la elaboración de una vacuna. Hablando de vacunas, esa es otra buena noticia, en la actualidad hay 300 vacunas que están en ensayos. De ellas, tres se encuentran en la etapa de pruebas con humanos y una ya ha demostrado que logra la inmunidad. Esta última comenzará a ser producida masivamente en este mes. La Organización Mundial de la Salud espera que para finales del año se hayan producido millones de dosis y, para 2021, otras 2,000 millones. Ya hay directrices para su uso, las cuales, recomiendan que las primeras vacunas se apliquen al personal médico, a adultos mayores y a mujeres embarazadas.

Las vacunas para el Covid 19 serían las que más velozmente ha logrado producir el ser humano. Eso fue posible, y esta es otra buena noticia, gracias a la gran solidaridad del sector público y privado que permitió a los científicos alrededor del mundo compartir sus conocimientos y datos públicamente. Otra buena noticia es que los fabricantes ya adelantaron su voluntad de proveer las vacunas al costo, no para recibir ganancias. Con ello, los países pobres se verán grandemente beneficiados.

Otra buena noticia, que por su obviedad y sencillez solemos pasar por alto, es que el nuevo coronavirus puede ser fácilmente destruido con un elemento que casi todos tenemos a disposición: el jabón. Igual que un alfiler hace estallar a un globo, las moléculas del jabón son capaces de apuñalar la capa aceitosa del virus y destruirlo. Lavarse solamente con agua no protege, pero lavarse con agua y jabón, durante al menos 20 segundos, salva vidas. El alcohol gel también rompe la membrana aceitosa del virus, con la desventaja de que los restos del virus quedan en las manos. Por ello, lavarse a conciencia con agua y jabón es mejor: no solo se destruye a los virus, sino que también se les elimina físicamente de la piel. Si a un buen lavado de manos se añade el uso responsable de la mascarilla y el distanciamiento social, es posible reducir de manera radical las tasas de contagio. Practicando estas recomendaciones muy pronto podremos tener más buenas noticias.

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