fbpx
martes, diciembre 24, 2024

Esperanza en las pruebas

- Publicidad -spot_img

Por: Mario Vega / Pastor General Misión Cristiana Elim

Con bastante frecuencia y familiaridad se oye hablar de las pruebas de la vida. Esa es una idea muy relacionada con la fe pues, al decir que se vive una prueba, se asume que hay quien prueba y quien es probado. Las pruebas dan por sentado que la vida tiene un sentido y constituyen una verificación del carácter de la persona con miras al cumplimiento de una tarea. Las pruebas son experiencias comunes en la vida de los cristianos y, generalmente, consisten en temporadas en las que se enfrentan dificultades y problemas. Las contrariedades pueden ser de diversos tipos, pero al final, terminan por cumplir su propósito de templar a los creyentes. Todas las personas, sin excepción, enfrentarán problemas en distintos momentos. Pero no todas reconocerán que esas dificultades persiguen un propósito. Quienes sí lo hacen podrán identificar entre lo caótico y perturbador los elementos que les servirán para crecer y ser más fuertes. Las pruebas nos enseñan a ser pacientes y humildes al reconocer que no podemos controlar todas las circunstancias. También nos conducen a una mayor espiritualidad al volvernos conscientes de la falibilidad humana que demanda la dependencia de Dios. Las flaquezas también nos ayudan a ser más comprensivos con los demás, lo que nos coloca en una mejor situación para ayudarles cuando enfrenten dificultades similares a las nuestras.

A veces las pruebas pueden ser individuales. En otras ocasiones pueden afectar a una pareja, una familia, una ciudad, un país o al mundo. A esas pruebas de carácter mundial pertenece la actual pandemia y su secuela de la crisis económica. Estamos siendo probados colectivamente, pero cada cual reacciona conforme a su contextura particular. Es como una bolsita de té, que cuando es sumergida en agua caliente expele lo que tiene adentro. Mientras algunos reaccionan con enojo o frustración, otros se muestran resilientes y adquieren nuevas lecciones para su crecimiento y madurez. Las pruebas no tienen como propósito destruir o aplastar a las personas. Menos a quienes son creyentes. La fe es sometida a prueba para librarla de escorias. El propósito no es apagarla sino purificarla. A mayores sufrimientos es sometida una persona, mayor será su capacidad de resistir. Las grandes almas son aquellas que crecieron en la fragua de las dificultades.

Pero las pruebas no son eternas, siempre llegan a su fin. Como toda prueba, esta también pasará y seremos más fuertes. Debemos aplicarnos a tomar las lecciones a pecho, sacarles ventaja y desarrollar el máximo de nuestras posibilidades. Las pruebas son un instrumento que nos convierte en las personas que debemos ser. Lejos de frustrarnos y darnos por vencidos debemos reflexionar en los propósitos que Dios persigue con cada uno. Debemos preguntarnos honestamente qué lecciones son las que debemos aprender. Posiblemente sea la lección de que la vida es corta o de que los trabajos son temporales. Tal vez se trate de la comprensión de que la salud es la verdadera riqueza o la importancia de apreciar a quienes tenemos a nuestro lado. Pudiera ser la lección de que se debe ahorrar dinero o la importancia de una mentalidad fuerte para momentos de angustia. A lo mejor el valor de saber adaptarse y no conformarse frente a la adversidad. El aprender algunas o todas esas lecciones nos ayudará a construir nuevas oportunidades para el momento actual y para el futuro. Las crisis siempre serán una oportunidad para crecer y fortalecerse.

- Publicidad -spot_img

ÚLTIMAS NOTICIAS

- Publicidad -spot_img

NOTICIAS RELACIONADAS

- Advertisement -spot_img

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario
Por favor ingrese su nombre aquí