Los que vivimos al sur del rio Bravo, siempre nos hemos encontrado con la expresión de la “ayuda de los Estados Unidos” para América Latina, (y aquí, cada país puede encontrar en la tabla económica salvadora la cantidad de millones en dólares que recibirá).
El ciudadano promedio cree -ingenuamente- que los Estados Unidos envía paquetes de dinero en cash para cada país de los que se anuncian que tendrán la mano solidaria del rico país del norte. Y la misma ingenuidad les hace creer, que cuando ese dinero no se ve en infraestructura, mejores hospitales o índices de empleo, entonces, lo que tenemos es corrupción y aprovechamiento de unos pocos en desmedro de todos.
Pero la verdad acerca de esta ayuda es muy distinta de lo que piensan incluso los norteamericanos: porque, y, “aunque las encuestas muestran que la mayoría de los estadounidenses piensan que la cifra es mucho mayor, el gasto de ayuda exterior de Estados Unidos es poco más del uno por ciento del presupuesto federal total. Y más de un tercio de este gasto se destina a la seguridad, desde la ayuda militar directa – Afganistán e Israel reciben la mayor cantidad de dinero – a la lucha contra las drogas, medidas antiterroristas y muchos otros programas similares. Los fondos dedicados a la ayuda centrada en la pobreza son un poco más del 0.6 por ciento del presupuesto federal” (Fuente: Catholic Relief Service).
¿Por qué los Estados Unidos tienen este interés en ayudar a aquellos países que tienen menos o ningún recurso? ¿Debemos entender que las antiguas películas que nos presentaban el “americano bueno” tienen razón y que tal característica existe en el ámbito financiero?
No se trata de altruismo, ni mucho menos y tampoco de un corazón compasivo, como los insta el mensaje evangélico. No. Es simple y puramente un interés de defender los intereses y políticas del gobierno de turno en Estados Unidos, ante las fluctuaciones ideológicas de regiones del mundo que podrían ir contra esos intereses.
Algunos líderes latinoamericanos sueñan con aquella magnifica decisión que implementó la reconstrucción de los países afectados por la segunda guerra mundial. Bueno, hay que destacarlo: “El Plan Marshall —oficialmente llamado European Recovery Program (ERP)— fue una iniciativa de Estados Unidos para ayudar a Europa Occidental, en la que los estadounidenses dieron ayudas económicas por valor de unos 12 000 millones de dólares de la época1 para la reconstrucción de aquellos países de Europa devastados tras la Segunda Guerra Mundial. El plan estuvo en funcionamiento durante cuatro años desde 1948. Los objetivos de Estados Unidos eran reconstruir aquellas zonas destruidas por la guerra, eliminar barreras al comercio, modernizar la industria europea y hacer próspero de nuevo al continente; todos estos objetivos estaban destinados a evitar la propagación del comunismo, que tenía una gran y creciente influencia en la Europa de posguerra” (Fuente: Wikipedia).
Cuando en los titulares de la prensa leas que el gobierno norteamericano ha destina x cantidad de dinero como ayuda para tu país, no sueñes con enormes paquetes de cash que a lo mejor te alcancen… es solo una cantidad simbólica que a lo mejor ni siquiera podrás ver en avances de tu país. Porque el Plan Marshall no se ha hecho para América Latina.
(guillermo.serrano@ideasyvoces.com) Lunes 13 de junio, 2021.