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sábado, noviembre 23, 2024

¿Amiga o mamá de tus adolescentes?

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POR JULY DE SOSA

Ciertamente la etapa de adolescencia es sin duda la más difícil de sobrellevar, tanto para padres como para hijos. Es justo en este punto del camino en el cual la línea a la equivocación se vuelve más finita e imperceptible, para ambas partes. Escuche a alguien decir con el pecho erguido y con tono fuerte “yo soy la mejor amiga de mi hija” e inmediatamente busque en mi memoria el significado de “amistad” recordando que es una relación afectiva, a la cual están asociados valores como la lealtad, solidaridad, incondicionalidad, sinceridad, respeto, y amor. Todo esto construido con interés reciproco.

Con la definición clara me pregunte ¿será este tipo de relación en lo que Dios pensó cuando decidió darnos el privilegio de ser padres? Recientemente mi hija adolescente riño conmigo por algo de lo que ella pensaba yo estaba equivocada y a pesar, que he sido precisamente yo, quien la ha instruido a que defienda sus derechos; en esta ocasión me pareció fuera de lugar su queja, y no fue hasta que dejo su berrinche que entendió mi punto de vista, pero igual no lo aceptó.

Es propio de esta edad frecuentemente no aceptar las indicaciones o consejos de nuestros padres, debido a la necesidad de tener nuestras propias experiencias en la prueba y error, dando poca importancia a la necesidad que nuestros padres sienten de alejarnos de zonas de peligro.  Esa es la razón por lo que la célebre frase “cuando seas mamá me entenderás” esta demás decirla, porque los adolescentes necesitan ser comprendidos, antes que comprendernos. Ante este hecho pensé, que los valores de solidaridad e incondicionalidad propios de la “amistad” a menudo se pierden en la relación de padres e hijos adolescentes. En mi urgencia de encontrar respuesta para mí interrogante de si Dios pensó en este tipo de relación entre padres e hijos, busque en su manual (Biblia) las respuestas, encontrando lo siguiente en el libro a los Colosenses 3:20-21. Hijos sed obedientes a vuestros padres en todo, porque esto es agradable al Señor. Padres no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten.  ¿El valor de la obediencia forma parte de los valores de la amistad? O ¿Él no os exacerbéis entre amigos?  Respondiéndome a esto creo que es muy difícil para mí, el llegar a considerarme la mejor amiga de mi hija adolescente, ya que antes de mi deseo de consentirla, esta mi responsabilidad como hija de Dios, de cuidar y guiar la herencia que de Él, he recibido para que su pie no tropiece, y obviamente en ocasiones ella no lo comprenderá ni aceptará, es justo allí, cuando pensara que soy lo peor de este mundo, y la última persona para formar parte en su lista de amigas. Tendré que esperar pacientemente a que llegue su etapa de mamá, y cuando necesite un buen consejo para su propio hijo, la primera en su lista de amigas seré yo. Gracias a que entonces y solo entonces, reconocerá mi labor con ella. Porque en esa etapa las dos seremos madres y tendremos el mismo interés de buscar victorias, ella las victorias de sus hijos y yo, las victorias de ella. Segura estoy que, en esa etapa de su vida, si me considerara su amiga. Por el momento seguiremos juntas adoleciendo un tiempo más.

Es mi deseo que todos los padres de adolescentes tomen animo y no desmayen en tan interesante labor. Buscando en todo tiempo el consejo de Dios, y recordando que a su tiempo veremos el fruto de nuestra siembra, rebosante de paciencia, amor y comprensión. Para con nuestros jóvenes.

¡Éxitos para todos! 

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