POR JULY DE SOSA/ Ministerio Cristo Como Pastor-CCPAS
Para nadie es desconocido el hecho de que la práctica del verbo transitivo odiar, enferma el corazón y la mente, de aquellos que se permiten este sentimiento para con otros. El odio tiene el poder de terminar con nuestra salud mental y emocional a la vez que destruye relaciones que parecían fuertes e inquebrantables y hasta provocar asesinatos.
Lo peor de este sentimiento es que las personas que viven bajo su sombra piensan erróneamente que el odio que sienten hacia otro u otros, es justo y merecido, lo que les proporciona una cortina de humo de satisfacción; ignorando que el mayor daño lo reciben ellos mismos, al no poder experimentar paz y tranquilidad, estados necesarios para avanzar y ser feliz.No obstante, existen cosas y prácticas a las que es necesario odiar para lograr vivir a la manera de Dios.
Me refiero todo aquello a lo que la biblia llama “pecado” solo si aborrecemos lo que nos separa de tener una relación de obediencia a lo escrito por Dios viviremos en paz con nosotros mismos y experimentaremos el gozo del Señor en nosotros, ya que los límites establecidos por ÉL no son para limitarnos sino más bien, para librarnos del mal, por eso es importante no solo creer en Dios sino obedecerlo. Un dicho popular cita “Dios ama al pecador, pero aborrece el pecado” aunque la biblia no lo dice así, textualmente el libro de los Proverbios 6:16 nos da una lista de cosas que aborrece Dios.
Es de sabios instruirse en esto, para no hacerlo, y sumado a eso, otras cosas más que conocemos no agradan a Dios como señalar o juzgar a alguien porque peca de forma diferente que nosotros, darle rienda suelta a cualquier tipo de vicio o costumbre que nos lleve a perder el control de nuestros actos, permitir sentimientos de envidia de cualquier tipo, ser doble cara que es igual a saludar y luego hablar mal de esa persona, ceder ante cualquier tipo de presión sexual, ser antipáticos, etcétera. Para evitar todo esto Jesús dijo: traten a los demás como quisieran ser tratados. Estudiar las santas escrituras sirve de espejo para saber qué cosas estamos haciendo mal que precisan de odiarlas para cambiarlas porque basta con volver la mirada a nuestro interior para saber que al igual que el apóstol Pablo lo que no queremos hacer eso hacemos, y es solo odiando eso de nosotros que lograremos exterminarlo.
Como cuando deseamos bajar de peso, y amamos los postres y todos los carbohidratos refinados, pero odiamos lo que ese tipo de comida hace a nuestro cuerpo, porque nos hace subir de talla; lo cual es desfavorable y no lo digo por estética, sino porque tener sobrepeso no es bueno para la salud de todos en general.
Es apremiante aprender a odiar las cosas que hacen daño a nuestro cuerpo y alma, porque estas son las que nos privan de vivir a la manera de Dios, ÉL ya nos dio la base para lograrlo “el dominio propio” usémoslo para gozar de una buena relación con Dios, con el prójimo y con nosotros mismos.¡Recuerde es necesario odiar el pecado para amar las cosas de Dios!