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sábado, mayo 4, 2024

Los padres del ahora deben ser profetas en sus Casas

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1 Crónicas 7:40

Más que padres, los hijos necesitan profetas que crean en ellos y sueñen a lo grande declarando un destino exitoso para sus vidas.
Las palabras de los padres sobre los hijos, tienen poder.
Tanto para maldecir como para bendecir. Así que una gran parte del futuro de los hijos, depende de lo que los padres sembraron en su futuro, desde cero días de nacidos.
Es común que los padres en momentos de enojo, ira y decepción por la actitud desobediente de los hijos, digan cosas que afectan la fe en el futuro de ellos.
Como, por ejemplo:

“Eres una desgracia, ya sabía que no ibas a poder, nunca funciona nada contigo, te ira mal como a tus hermanos, eres un fracaso” etc.

Muchas de esas palabras, (que por cierto hay muchas peores y nocivas) se convierten en la plataforma donde los hijos caminaran en el mañana.
La gran mayoría desarrolla complejos, temores, inseguridades, conmiseración, discapacidad, introversión, extroversión y un profundo deseo de refugiarse en ámbitos donde ellos sienten que tienen el control, y que son lo suficientemente aceptados y admirados por otros.
Esos ámbitos a menudo son, las drogas, el alcohol, la promiscuidad, la pertenencia a grupos delincuenciales, la depresión, y en casos peores el ocultismo o satanismo.
Por lo tanto, todos debemos de estar conscientes del poder de nuestras palabras en el eco permanente de la conciencia de nuestros hijos.

Nosotros las decimos una vez, pero ellos las escucharan toda la vida.

Así que hay una especie de impresión, tatuaje, estampado, y sello en
nuestras palabras, y solo una experiencia fuerte de sanidad interior y liberación podrá sanar eso a través del poder de Jesucristo.

Como profetas de casa podemos sentenciar a nuestros hijos a vivir desgraciadamente, pero también tenemos el poder para lanzarlos a los propósitos de Dios y verlos felices en el cumplimento de sus sueños y metas.
No hay nada más gratificante que estar en el preciso momento del cumplimiento de los sueños de nuestros hijos y con un beso y abrazo poderles decir “Yo siempre creí en ti”. Y el mayor logro nuestro será escuchar de ellos decir: “Gracias por creer siempre en mi”.
Recuerda que las maldiciones generacionales son una realidad física, emocional y espiritual pero también la bendición generacional en una realidad.
Es decir que podemos provocar éxito en nuestros hijos si lo declaramos y profetizamos con fe.

No hay nada más poderoso que la bendición de un padre.

Los progenitores tienen más poder en el futuro de los hijos que cualquier otra persona.
La voz del corazón de los padres, es mas penetrante de lo que imaginamos.
Y el alma receptiva de los hijos, es mas absorbente que una esponja.

Procuremos ser los profetas que nuestros hijos necesitan, en el desarrollo de sus vidas. Y examinemos con más atención las palabras que pueden ser, las semillas que poblaran el huerto de sus recuerdos y la cosecha de sus convicciones.

{Notas tomadas de la Escuela para Padres: Profetas de Casa (Colección Legado)}

Espera la continuación de esta clase.

Pai Otoniel Alvarado
Pastor General de Casa Emanuel para Todas las Naciones.

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