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sábado, abril 20, 2024

¿Qué te impide orar? La distracción

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“La Distracción”
Barrera número 3

Esta barrera es la que hace que tu vida de oración sea escaza y liviana, ya que implica desviar la atención por cualquier ruido o pensamiento.

Cuando trataba de orar, me retiraba a un lugar de mi casa con todos mis mejores deseos de hacerlo bien, pero descubría rápidamente que las interrupciones, pensamientos del pasado y otras cosas inundaban mi mente.

¿Has vivido algo similar al orar?, ¿Te das cuenta lo fácil que es desviar nuestra mente en múltiples pensamientos ligados a preocupaciones, ansiedades, metas, tareas, recuerdos, etc.? Tristemente somos por naturaleza propensos a distraernos.

Afortunadamente el Señor me permitió ver a la “distracción” como una oportunidad para crecer y concentrarme, ya que cuando la distracción inunda mis pensamientos, le pido directamente a mi Padre que quite ese estorbo, y se lo entrego a Él.

También he podido conocer y desarrollar ciertas estrategias que me han permitido evitar que mi mente se sumerja en una lluvia de recuerdos e ideas.

Una de ellas es orando en voz alta. El Salmo 142 menciona como David “clamó” al Señor y delante de Él expuso la queja, le manifestó su angustia. Practica orar en voz alta y vencerás todas esas distracciones engañosas, que el enemigo utiliza para desviarte del objetivo primordial.
Salmo 142
Con mi voz pediré a Jehová misericordia.
Delante de él expondré mi queja.

También puedes orar con el apoyo de la lectura bíblica y poco a poco irás desarrollando tu pasión por la oración bien enfocada. En la Palabra encontrarás una larga lista de peticiones que probablemente nunca se te ocurrirían. Por ejemplo, en el Salmo 51:7 dice: “Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve”. En la Palabra de Dios ciertamente encontrarás modelos de oración de sobra, para que puedas pedir por infinidad de motivos y, sobre todo, para que no solo te limites a pedir por tus propias necesidades, sino que intercedas por otros, para que hagas acciones de gracias, para que lo adores y exaltes como Él se merece, etc. ¡Hay todo un universo de motivos de intercesión! Otra buena estrategia es escribir en un cuaderno las peticiones que le expondrás al Señor. Al escribirlas podrás ordenar tus ideas, de manera que su enfoque y concentración sean plenos en esos momentos de intimidad con Él.

Cada vez que ores ten presente que debes estar preparada para que nada ni nadie altere esa comunión con el Señor. Solo di en voz alta: “¡No permitiré que nada me distraiga de mi relación con mi Padre, nada me alejará de la intimidad con Jesús!, Te suplico Jesús, que reprendas toda distracción que se empeñe en inundar mi mente. Dame la concentración necesaria para acercarme a Ti. Quiero experimentar una relación profunda e íntima contigo.”

Si por cualquier razón, has dejado de orar, o lo haces eventualmente, es una clara evidencia que el enemigo ha logrado distraerte.

Que Dios te bendiga,

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