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viernes, marzo 29, 2024

¿Qué te impide orar? La inquietud interior o ansiedad

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“La inquietud interior o ansiedad”

Barrera número 5

         Era la 1:45 de la madrugada, no podía dormir, mi corazón latía fuertemente por las innumerables preocupaciones que rodeaban mi hogar. Algunas situaciones, especialmente las económicas se profundizaban al punto de generarme ansiedad, angustia e incluso dolor, es una amarga y triste sensación.

Pasaban los días y mi situación no mejoraba, recuerdo como si fuera ayer, de múltiples noches en las que me despertaba de madrugada, y me preguntaba con frecuencia, si “Dios me escucharía algún día”, me sentía abrumada, sola, indefensa, agotada, cansada, incluso llegue a dudar del amor de Dios, me decía… quizá Dios no te ama. En esos momentos, no tenía ni el deseo ni la motivación para orar.

A lo largo de esos días, una tarde tomé mi biblia y encontré en Salmos 55:22. “Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo”, al encontrar ese y otros hermosos pasajes bíblicos, El Señor me fue mostrando cuan fiel es Él, que su apoyo está ahí en un “doblar de rodillas”. Entendí que la ansiedad que vivimos a causa de un problema o una situación angustiante no debe alejarnos de ese tiempo de intimidad, y volví poco a poco a los pies de mi Señor. Aún estaba desilusionada, desesperanzada y triste, pero seguí adelante orando y me regocijaba leyendo las promesas de mi Padre celestial, era el único tiempo que sentía que tenía esperanzas de triunfar y en el que todos mis problemas se volvían triviales.

Durante todos esos meses de tribulación económica, Su amor, Su Majestad y Su gloria logró que aún en medio de esos problemas, el me diera paz, pude dormir quieta y reposadamente. Supe que, aunque te encuentres destrozada, el recoge los pedazos del suelo y te vuelve a unir; aún si te sientes débil en El eres fuerte, conocí que puedes estar bajo sus alas, y que, al permanecer firme, confiando en El, agarrada de su bondadosa mano ni la más grande tribulación por prolongada y sombría que sea, te derrotará.

Si tu has estado en una situación similar, créeme conozco ese lugar oscuro, frío, y amargo, se lo que se siente y lo desesperante que puede llegar a ser, sé que es estar al mismísimo borde del colapso, pero también conozco a Dios, y se que al descansar en El, al aferrarnos a El, al buscar Su sombra, al hablar con El en esas noches de desvelos, el te sostiene en el hueco de Sus preciosas manos, y te saca adelante como me sacó a mí. Aún si crees que es imposible, El lo hace posible, sólo cree y confía en El.

Hoy en día, nos encontramos en una época en la que las vidas agitadas son prácticamente una tendencia inevitable, en las que el estrés forma parte de nuestro diario vivir, generando un estado de ansiedad que afecta directamente nuestra búsqueda de Dios y que te puede alejar de esa relación íntima con el Señor.

1 Pedro 5:7. “Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.”

Es importante comprender que lo contrario de la inquietud interior es la paz interior del corazón. Debemos pedirle al Señor que nos inunde con esa paz que sólo Él nos puede dar y reconocer Su poder.

Observa estas porciones bíblicas:

Juan 15:5 (NVI) dice: Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada.

Juan 16:33 dice: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.”

Aún si estamos atravesando duras pruebas, frustraciones, temor, desaliento, debemos dejar que el Señor actúe en todas las áreas de nuestra vida y que su gracia opere hasta en las más ocultas debilidades que como seres humanos tenemos.

Anular la inquietud interior, no tiene que ver con ser menos sensibles a los problemas que atravesamos o que otros atraviesan, se trata de buscar paz interior en esos momentos de intimidad con el Señor, precisamente para aumentar nuestra sensibilidad y compasión al interceder por nuestras propias batallas o por las de otros. La inquietud interior, cuando se torna en barrera de oración, tiene que ver regularmente con situaciones que nos desgastan y nos afectan de manera negativa. En algunos casos, puede deberse a luchas espirituales. Podemos vencer la inquietud interior, sólo pidiendo ayuda a nuestro Padre: cualquiera que sea la causa de ella: distracción, nerviosismo o incredulidad que obstaculiza nuestra oración.

Salmo 121:1-12. Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra versículo junto

Con el amor de Cristo,

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