La oración cambia el rumbo

Por naturaleza el cristiano vive de forma constante e intensa su devocional con Dios, y cuando de oración se trata, sabemos que su eficacia es innegable. A lo largo de las escrituras encontramos innumerables relatos de como el rumbo de la historia puede cambiar a raíz de un pueblo que deposita su confianza en el único Dios verdadero.
Por un periodo de 3 semanas consecutivas El Salvador ha vivido una disminución en los casos de Covid-19, a principios de agosto se tuvo en el país la cifra más alta.
La Iglesia Cristiana Evangélica se ha tomado el tiempo para orar, en diferentes partes del país, con toda la cautela del caso la pastoral se dedicó a salir en las patrullas a orar por los diferentes municipios cada viernes, en acompañamiento con agentes de la Policía Nacional Civil, cuantos pastores rodearon hospitales y centros de salud para elevar un clamor a Dios.
Muchas personas no dimensionan el poder de la oración, las escrituras nos invitan a orar sin cesar, a llamar las cosas que no son como si fuesen, en el que hacer del día a día podemos pasar por alto la eficacia de doblar rodillas e invocar a Dios.
Desconozco si en el plan de Dios estará una nueva etapa de esta cuarentena, la perspectiva de la curva está bien, aunque existe un ascenso, está enmarcado dentro de un espectro normal, además de la prevención, la oración es el más importante accionar de la iglesia.
Otra muestra del poder que tiene la oración se ve reflejada con el distanciamiento de nuestro país del huracán Nana, se esperaba que tocara tierras cuscatlecas el miércoles por la noche, y aunque nos mantenemos en alerta por precaución, los sistemas meteorológicos internacionales sitúan su ubicación en tierras beliceñas, por quienes clamamos también protección.
“No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús”. Filipenses 4:6-7