“El Apuro”
Barrera número 6
Esta barrera tiene que ver con el mal hábito de terminar de orar lo más pronto posible. En muchas ocasiones experimenté esta situación. Yo no tenía tiempo para desarrollar una amplia comunicación con el Señor, ya que para mí habían “cosas más urgentes que hacer”. Veía el reloj insistentemente, lo cual era una clara señal de que no encontraba el necesario deleite al hablar con Él. Esta es una de las armas más utilizada por el enemigo y es una piedra de tropiezo enorme y peligrosa.
La Escritura dice en Eclesiastés 8:3: “no te apresures a irte de su presencia”, ¿cuál es la causa de tu apuro?, ¿el trabajo, la televisión, las actividades de la iglesia, los quehaceres de casa, las diversiones?, etc. ¿Qué es más importante que dedicarle tiempo a Dios a través de la oración?
Tenemos muchos ejemplos en la Biblia, hombres de fe que tenían claro el valor de la oración para salir victoriosos en aquellas misiones que Dios les encomendaba. En lugar de dedicarse a “planificar” cómo lograr lo que el Señor les encomendaba, se aferraban con más urgencia a la oración; nada podía quebrar esa devoción y eran desmedidamente celosos sobre el tiempo que dedicaban a la oración. Nada ni nadie les impedía persistir con fervor, devoción, pasión, empeño y dedicación, en tener el tiempo suficiente para implorar la ayuda de Dios, con reverencia, gratitud, prontitud e insistencia.
1 Tesalonicenses 5:16-18: Estad siempre gozosos, Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.
Toda tu vida familiar, laboral y espiritual, dependerá en gran medida del fervor, pasión o entusiasmo de tus oraciones, y de cuán convencido estés de lo necesario que es tu “calidad de tiempo” con el Señor. No se trata de que sirvas largas horas en la iglesia, o que seas un miembro súper activo para la obra del Señor; se trata del tiempo que le dedicas al Señor de la Obra. Aprendamos de los grandes héroes de la fe, que oraban día y noche sin cesar, cuyo espíritu ardía por hablar con Dios.
Si el apuro te agobia constantemente, debes trascender a una vida de oración del nivel que Jesús espera, es tiempo que tu ímpetu por orar aumente, que tu espíritu esté plenamente enfocado en el Señor de la Obra, y no en la Obra del Señor o en tu propia obra terrenal.
Si el apuro te agobia constantemente, debes trascender a una vida de oración del nivel que Jesús espera, es tiempo que tu fuerza por orar aumente, que tu espíritu este plenamente enfocado en el Señor de la Obra, y no en la Obra del Señor o en tu propia obra terrenal. Debes permitir que Dios active ese corazón ferviente por la oración y erradique de ti ese mal hábito de practicarla de manera apresurada. Yo batallé por mucho tiempo con esta barrera, hasta que mi Padre pudo destruir la falta de vigor y debilidad que moraba en mí y transformó mis ligerezas y esterilidad al orar, en tiempos preciosos de comunión.
Solamente en la medida en que oramos por nuestras actividades diarias, incluyendo por las que hacemos en la iglesia, aseguramos que tienen un valor para la eternidad.
Tenemos tantas cosas por las cuales pedirle al Señor, por lo que hacerlo sólo por pocos minutos al día, nos llevará a una vida superficial de oración. Si somos cristianos maduros y comprometidos, sabemos que las “oraciones exprés” no pueden ser la vía correcta.
Te doy ejemplo de algunas ideas para rogarle al Señor y verás que extenso se vuelve tu clamor:
- Que nos ayude amarlo con pasión.
- Que cambie nuestra naturaleza pecaminosa.
- Protección para nuestra familia y amigos.
- Conversión de aquellos cercanos a nosotros que no le conocen.
- Por nuestras autoridades.
- Por nuestros jefes.
- Por nuestros hijos, por sus cónyuges y los nietos, si ya los hay.
- Por nuestra iglesia, nuestros pastores y líderes de ministerios.
- Por aquellos que anuncian las buenas nuevas, dentro y fuera del país: los misioneros.
- Por los diversos ministerios de la iglesia, y el nuestro, etc.
¿Entonces, porqué razón queremos muchas veces irnos de su presencia de manera urgente? Recuerda que la voluntad de Dios es que ores sin cesar y la del enemigo es que no ores o lo hagas con ligereza. ¿Te dejarás vencer?, recuerda que la única forma de tener una vida de oración es orando, es practicando esa comunión profunda con el Señor.
Filipenses 4:13: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.”
Otra situación que tristemente impulsa el apuro es la pérdida de prioridades, ya que anteponemos el tiempo de ocio a la oración. Por ejemplo, una hora del día dedicada a orar, puede parecer una exageración para algunos, quienes prefieren invertir cuatro horas en promedio al día en redes sociales, dos horas en una película de Hollywood, escuchar por horas música en Spotify, ver diez capítulos sin parar en Netflix, etc… lo cual no necesariamente está mal, siempre que el tiempo con Dios sea tu prioridad y no descuides ni tu familia, ni tu trabajo.
Con el amor de Cristo,