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sábado, diciembre 28, 2024

¿Qué te impide orar? La pereza

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 “La Pereza”

Barrera número 7

Esta barrera la relaciono con la falta de interés por invertir tiempo en orar y pérdida de empeño por procurar el crecimiento espiritual. Esta es el arma de la impotencia que utiliza el enemigo: ¡tienes mucho sueño!, ¡todo es tan difícil! Lo cierto es que la “carne” no puede orar, ¿cómo puedes librarte de esta horrible pereza? Tan solo clama diciendo: ¡Jesús mío, reprende toda pereza en mí, quiero hablar Contigo!

Te recomiendo que tengas presente que, si oras por la mañana y lo haces bajo la cobertura de la cómoda cama, muy probablemente te quedarás dormido y tu enemigo habrá ganado una vez más la batalla. Para evitar de la pereza es preferible levantarte y alejarte de ella y Dios hará el resto, recargando tus “baterías” espirituales al 100%.

Proverbios 6:9. “Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir?, ¿Cuándo te levantarás de tu sueño?”

Tener una vida cristiana perezosa, afecta nuestra calidad de comunión con Dios. En lo personal, la pereza afectaba mi vida de oración, pero enfrenté esta barrera haciéndole promesas al Señor de levantarme a una hora determinada a orar. Confieso que ha sido muy difícil tratar de vencerla, ya que su estrategia es hacerte creer que te faltan las fuerzas, pero una vez que logras ser constante en tus votos al Señor, la oración se volverá tu prioridad y lograrás tu propósito.

Tener una vida cristiana perezosa, afecta nuestra calidad de comunión con Dios. En muchos casos tuve un sentimiento de culpa muy fuerte sobre mi desgano para levantarme de madrugada a orar, y esto me paralizaba cada vez más, hasta que tomé la firme convicción de pedir a mi Señor que me diera el coraje de enfrentar este estado de comodidad, y le supliqué que rociara mi vida de Su fortaleza en medio de mis agitados días. Mi Señor ha sido fiel conmigo, ya que me da abundancia de genuino deseo y gozo por orarle y por leer su palabra, me llena de ardor por buscarle de día y noche, aunque de la pereza nadie está permanentemente libre, es una batalla de toda la vida.

Poco a poco, Jesús ha ido mostrándome que la pereza no se relaciona únicamente con la pérdida de energías físicas, mentales o por una fascinación por el descanso; sino que, al igual que otras barreras, son luchas espirituales que enfrentamos, ya que el enemigo pone en nosotros debilidades, temores o depresión que vienen hacia nosotros cual olas gigantes y que nos paralizan; puede incluso utilizar a tus amistades o familiares cercanos para contagiarte con esa mala actitud de apatía, desgano o desidia.

Por todo lo dicho, rodéate de personas que compartan tu pasión y una energía vital para la oración, que te incentiven y transmitan ese apasionamiento por la oración. Esto funcionó conmigo, ya que tengo amigas que me envían oraciones por WhatsApp, mensajes con diversos motivos para interceder, me invitan a clamar por teléfono, Skype y de otras formas.

Finalmente, cuando la pereza inunde tu día, te pido que recuerdes lo siguiente:

  • Tienes un Dios amoroso, que espera por ti.
  • Lo misericordioso que ha sido Él en tu vida.
  • Las veces que te levantó, cuando caíste.
  • Las bendiciones que ha realizado en tu vida.
  • Aquellas oportunidades, en las que Él te ha librado del mal.
  • Aquellos momentos en que no sabías que hacer, y Él te orientó.
  • Cuando te sacó de aquel problema económico o de aquella enfermedad.
  • Todos estos años, que ha cuidado a tus hijos y tu matrimonio.
  • Cuando te dio seguridad, en medio de todas tus inseguridades…

En resumen, cuando recuerdas todo lo que Él ha hecho por ti, y oras para que el Señor arranque de raíz cualquier ataque del enemigo, relacionado con la pereza o un enfermizo estado de comodidad y conformismo; entonces lograrás tener una profunda e íntima relación con tu Padre celestial

Con el amor de Cristo,

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