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miércoles, mayo 1, 2024

«La taza estaba en la orilla»

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Una taza muy especial se encontraba sobre una mesa en una casa, «alguien» llego de visita y en un de repente tropezo con la mesa, haciendo que la tasa cayera al piso y esta se quebro, la dueña de la tasa se puso muy triste porque para ella era una «taza muy especial», la persona que tropezo con la mesa le dijo: «es que la tasa se cayó porque estaba en la orilla».

Esto me enseña que cuando cometemos un error sea con o sin intención, siempre buscamos la manera de justificarnos del por qué se cometió.

Me observo y analizo si cuando cometo un error me siento ¿culpable o responsable?.

El sentimiento de culpa es algo con el cual todos estamos familiarizados. A veces aun siendo creyentes llevamos esos sentimientos como una medalla de honor en un esfuerzo equivocado por demostrar humildad. Pero este es un trágico error que nos envenena robandonos el gozo y paz
Y siempre dire: «Mi paz interior no es negociable».

Necesitamos hacernos la pregunta: “¿Qué es la culpa?”.

La palabra no es muy frecuente en las traducciones de la Biblia, y cuando aparece, muchas veces es mal aplicada. En el contexto del mundo, la palabra “culpa” significa experimentar sentimientos de remordimiento, depresión o rechazo por algo que ocurrió en el pasado. Pero, hablando bíblicamente, la “culpa” se usa solo para indicar responsabilidad. La palabra nunca está asociada con sentimientos de vergüenza o de rechazo, sino que es más bien un término legal, como cuando un tribunal encuentra “culpable” a un acusado.

A diferencia de la culpa, la responsabilidad es un término más dinámico que te posiciona ante tus actos y consecuencias desde un punto de vista más maduro en el cual aceptas lo sucedido y tienes el poder de actuar para cambiar o enmendar la situación, de manera que puedes hacer cosas que te beneficien a ti y a la persona afectada por lo sucedido. Este sentimiento no te causa malestar respecto a tu persona, si no respecto a la acción cometida, lo cual hace que tu autoestima no se vea dañada. La responsabilidad te permite aprender, rectificar y mejorar como persona.

Por tanto cada vez que me equivoque, como por ejemplo: hablando mal de alguién a sus espaldas, especulando, mintiendo, rompiendo muchas veces la confianza de las personas, su honor o dignidad, en lugar de decir con culpa y justificación «la tasa estaba en la orilla» mejor diré sin miedo y de manera responsable:
«lo siento soy responsable de lo que dije o hice».

Hacerme responsable de mi misma/o me permite mejorarme, cambiando actitudes negativas que perjudican a los demás, pero principalmente a mi misma, identifico y sin miedo me pongo a trabajar por mis malas actitudes, ocupandome de mi para cambiar yo, «cambio yo cambiará mi alrededor», porque veré a mi alrededor con amor, amando a mi prójimo como a mi mismo.

Ahondaremos mas sobre este cafecito en el libro que actualmente me encuentro escribiendo titulado:

«La bida es el Don mas beyo»
(aún con mis errores)

Romanos 5:6-11

Claudia Guillén
Escritora libro:
«Ordenando los Juguetes tirados»
Columnista La Prensa Cristiana y
diferentes medios digitales.

MiPazInteriorNoEsNegociable

CambioYoCambiaráMiAlrededor

ResponsableNoCulpable

UnDíaALaVez

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