“Falta Fe”
Barrera número 9
Pero ¿qué es fe? La Palabra del Señor, en Hebreos 11:1, la describe así: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.”
Fe es hacer la voluntad de Dios aquí en la tierra, y la voluntad de Dios está escrita en su Palabra, donde claramente dice que debemos amarle a Él por sobre todas las cosas, debemos obedecerle, llevar a la práctica esos principios, mandamientos, estatutos que se encuentran en la Biblia, creer y confiar en Sus Promesas y tener una profunda relación con Él. Dios no es hombre para que mienta, por eso te demanda que le ores con fe…
Números 23:19, Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?
Ten cuidado, de dar sentado que tienes fe por el hecho de ser cristianos, o porque te congregas en una iglesia.
La fe es como un árbol, el cual debemos estar regando y abonando constantemente. Cuando escuchas, estudias y practicas Su Palabra, estás viviendo en fe. La fe es viva y dinámica, depende de nuestro clamor para que sea robusta y firme. La fe se debe transmitir a otros, y lo hago cuando testifico de Sus maravillas una y otra vez, teniendo presente que debo glorificar a Dios en todo. Dios demanda que tengamos fe en Él y no en otras cosas o creencias, nos pide santidad, amor y fidelidad a Su Palabra. Por lo tanto, debes orar por tener una “fe inquebrantable” en Él, debes creer Sus promesas. La búsqueda por aumentar tu fe requiere una dedicación constante, ya que es una tarea delicada, laboriosa, perseverante, pero al mismo tiempo gratificante y duradera en Cristo.
Si escudriñas la Biblia encontrarás héroes de la fe, quiénes estuvieron de rodillas, esforzados, firmes y abnegados en su relación diaria con el Altísimo; se entregaban a la oración sabiendo que de allí vendría su ayuda, su auxilio en las tribulaciones y tenían claro que su arma más poderosa era la oración porque creyeron que hay un Dios que es galardonador de todos los que le buscan. Sus luchas nunca las libraron sin antes orar y confiar: Abraham, Daniel, Moisés, y todos los grandes hombres de la Biblia lo hicieron.
En lo personal, decidí hacer de la comunicación con el Dios de Paz un factor poderoso en mi vida. Todo lo que hago gira en torno a Jesucristo, nada soy y nada puedo hacer sin pedírselo a Él primero. Me propuse desde ese día hasta hoy, firmemente cuidar mi fe y desarrollarla durante todos los días de mi vida. No obstante, le pido con insistencia fortalecerla cuando siento que se debilita a veces, debido a ideas equivocadas, mi orgullo, tropiezos en mi vida, deslealtad a Él y, especialmente, cuando no veo respuestas a mis oraciones.
Mi Señor me ha contestado con mensajes muy tiernos y muchas veces me ha dicho que no a mis peticiones más profundas; aunque, al mismo tiempo, me ha dado paz y una firme convicción que mi contentamiento proviene de una relación con Él, y que le debo creer porque es Su voluntad.
Cuando ores por esos anhelos de tu corazón y ellos estén de acuerdo con Su voluntad, debes creer que Dios efectivamente puede modificar tu situación actual, ya que es el creador del universo, de lo visible e invisible, dueño del oro y la plata. Él es nuestro sanador, consolador, libertador, proveedor, el Dios de eternas misericordias, de los imposibles y de las segundas oportunidades.
Mediante la fe, puedo aceptar que lo que Dios quiere en mi vida es lo mejor para mí. Mediante la fe, puedo tener esperanza que Dios intervendrá en mi situación tarde o temprano. ¡Cree plenamente en el poder del único Dios! Él definitivamente puede contestar tus clamores. Basta con ver todo lo que tenemos en la naturaleza. Mírate, si tienes hijos: observa los rasgos que ellos tienen común con los tuyos. ¿Crees que alguien más puede hacer esto? No hay nadie que pueda hacerlo, sólo Dios.
Debemos grabar en nuestra mente y en nuestro corazón lo que dice Hebreos 11:6: “sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”.
Te invito a orar:
Padre amado, me presento en el nombre de Jesús por su sangre preciosa y bendita que derramó por mí en la Cruz del Calvario. Te suplico me ayudes a experimentar la grandeza de Tu amor. Por favor, Te imploro que me ayudes a vencer con Tus fuerzas, con Tu poder, todo sentimiento en mí de derrota, pereza, desánimo, inquietud interior, falta de fe, apuro y falta de conocimiento. Señor, llévame a un andar más profundo e íntimo contigo, dame sed y hambre de tu Palabra, Te ruego que me des el vivo deseo de conocer La Biblia y tener una vida plena de oración, dame ese deseo profundo de hablar contigo. Anhelo que de mi interior broten alabanzas para Ti, quiero conocerte en cada etapa de mi existencia. Al acercarme a Ti, sé que tú te acercarás a mí, como lo prometes en Santiago 4:8. Te necesito en cada momento de mi vida, ayúdame a deleitarme en Tu presencia, ¡oh Padre misericordioso! Tu Palabra dice que a un corazón contrito y humillado no lo despreciarás, y yo estoy aquí humillado ante tu Poderosa mano, para que hagas los cambios necesarios en mí.
Nuevamente imploro Tu ayuda, Tu bendición, quiero experimentar Tu amistad, Tu amor, Tu consejo, Tu perdón, Tu misericordia. Pongo a cada barrera de la oración bajo tus pies, para que las derrumbes con tu poderosa mano. Necesito de Tus fuerzas, yo solo no puedo vencerlas. Pon tu mano sobre mí y dame la victoria para derramar mi corazón delante de Ti a cada momento, a cada instante. Señor que no olvide que estoy amparándome y clamando al Poderoso Dios. Dame fe, convicción en mi mente y en mi corazón para obedecerte. Que Tu pensamiento persevere en mí a cada momento de mi existir. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.
Con el amor de Cristo,