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viernes, noviembre 22, 2024

¡Canta como David!

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Por July de Sosa / Ministerio Cristo Como Pastor (CCPAS)

El rey David visto de manera ligera fue un hombre lo suficientemente valiente para matar a un gigante, como débil para practicar adulterio. David alabo la gloria de Dios y ofendió la santidad de Dios. Pero a pesar de esos atributos propiamente humanos, David fue un hombre alegre que cantaba para comunicarse con su Señor en todo tiempo. La colección de himnos escritos por él, muestran la confianza en su corazón para su Señor. El Salmo 23 conocido por muchos es la declaración de gozo como respuesta a la protección, cuidado y providencia de Dios. “El Señor es mi pastor nada me faltará” afirmación rebosante de alegría, libertad y esperanza. Cuando estamos en tiempos difíciles y el temor, dolor, necesidad o desesperación, agolpa nuestra mente, recordar que nada nos faltará, también tiene que ver con el hecho de aceptar que habrá momentos que no queremos que lleguen, pero llegarán como parte de la vida. Por esto bien nos hará hacer de Dios nuestro refugio para que, aunque andemos en valle tenebroso, sabiendo que no estamos solos no tengamos temor alguno.

Escuche a alguien decir es fácil alabar y levantar manos en adoración cuando todo va bien, lo difícil es hacerlo cuando hay adversidad. A lo que me permito añadir mucho más difícil es cuando nuestro Señor no es reconocido como nuestro pastor y cada uno camina por el rumbo que quiera y busca consuelo y paz en otras fuentes.

David hizo de la alabanza al Señor su refugio para el descanso de su alma cuando tuvo necesidad de protección divina escribió el Salmo 3. Para expresar su admiración por la naturaleza canto el Salmo 19. En tiempo de inseguridad David alentó su alma con el Salmo 37. Cantando declaró de donde lo sacó el Señor, Salmo 40. Cuando aceptó su pecado pidió perdón cantando lleno de arrepentimiento Salmo 51.

Ciertamente ser cantor era la vocación de David, desafortunadamente no todos la tenemos, lo que si todos debemos de tener es la certeza de que Dios está con nosotros en todos los tiempos mencionados en Eclesiastés 3:2-8. Razón suficiente para tomar aliento y renovar fuerzas en los diferentes tiempos que cada uno está hoy. Mirando siempre hacia adelante avanzando con pasos firmes a las metas que Dios nos permita alcanzar; aprovechando nuestros días alegres y convencidos que la bondad y el amor nos seguirán todos los días de nuestra vida y en la casa del Señor habitaremos para siempre.

¡Avivemos! el fuego de su amor en nosotros con su palabra escrita, y con buen ánimo cantemos alabanzas a nuestro Señor y salvador, para poder dar gracias por todo.

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