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viernes, abril 19, 2024

Estorbos a tus oraciones (Parte II)

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Quiero decirte que anhelo desde lo más profundo de mi corazón que leas detenidamente sobre estos impedimentos que podría haber en nuestras oraciones.  Dios es amor, y El quiere bendecirnos de acuerdo con Su voluntad, pero muchas veces hay cosas en nuestras vidas que impiden que nuestro clamor sea “contestado”. ¡Guarda profundamente esto en tu mente y corazón para que esas valiosas oraciones que tu estas dispuesto a hacer no se queden en el aire!.  Conozcamos otros significados sobre estos impedimentos:

  1. Son actitudes o estilos de vida que te impiden avanzar.
  2. Son comportamientos o hábitos que no permiten el cumplimiento de los propósitos de Dios en ti.
  3. Es algo que está frente a ti, pero que a veces no logras “ver”, porque persistes en utilizar tus ojos terrenales y no tus ojos espirituales.

Para poder vencerlas, es necesario tener la plena convicción, en la mente y en el corazón, de que nuestra vida será mucho más fácil con el Señor morando en nosotros. Pero, cuidado, no me malinterpretes, las barreras no las vamos a eliminar de nuestra vida de manera definitiva, aunque tratemos de convencernos de que nunca volverán a presentarse como gigantes, ¡me encantaría que así fuera!, pero la realidad es otra; por esto debemos buscar siempre estar en Su Palabra, orando en todo momento. Esa es la Voluntad de Dios para nuestro propio crecimiento y para depender por siempre en Él.

Es crucial que tengas claro que estas barreras las debes conocer y saber cómo enfrentarlas, como batallar con ellas de la mano de Dios, ya que son un peligro latente. No obstante, trata de verlas como una oportunidad para crecer en vida victoriosa, de manera que, cuando tus emociones o sentimientos te traicionen, puedas pedirle a Jesús que tome el control sobre ellas.

Te enumero alguno de ellos:

  1. La desobediencia
  2. El rencor, odio, amargura y falta de perdón
  3. Los pecados de la boca
  4. Las rencillas matrimoniales

Debes clamar desde lo mas profundo de tu ser…

-Que Dios te dé una actitud de arrepentimiento. En el Salmo 32:5 vemos a un David arrepentido de su pecado: El expreso “Pero te confesé mi pecado, y no te oculté mi maldad. Me dije: «Voy a confesar mis transgresiones al Señor», y tú perdonaste mi maldad y mi pecado.”

-Una actitud de obediencia. Necesitamos saber que sin obediencia, cuando oramos, Dios no te podría conceder algunas de tus peticiones, no serías agradable ante Él, aunque sus misericordias son infinitas y nuevas cada mañana.

Salmo 108:4

“Porque más grande que los cielos es tu misericordia, Y hasta los cielos tu verdad.”

David nos habla de esto en el Salmo 66: 17-20

A él clamé con mi boca, Y fue exaltado con mi lengua. Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, El Señor no me habría escuchado.

Mas ciertamente me escuchó Dios; Atendió a la voz de mi súplica. Bendito sea Dios, Que no echó de sí mi oración, ni de mí su misericordia.

Con el amor de Cristo,

Helen de López

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