Así lo informó el Ministerio puertas abiertas, entre el mes de agosto y septiembre la Oficina de Asuntos Étnicos y Religiosos del condado de Gushi en China, anuncio que daría una recompensa de 500 yuanes por brindar información a las autoridad sobre actividades religiosas «ilegales».
En China toda aquella actividad religiosa que no cuente con la aprobación del estado es considerada como ilegal.
En el mes de agosto el gobierno realizó una redada en un campamento de verano organizado por una iglesia, acusándolos de actividades religiosas ilegales.
En otra congregación siempre en Gushi, policías vestidos de civiles, se llevaron al pastor y a su esposa a la comisaría, les confiscaron propiedad de la iglesia y personales, un miembro de la iglesia comento que los policías recibieron una denuncia por lo que ellos se hicieron presentes al lugar.
Thomas Muller, analista de persecución de la unidad de Investigación de Vigilancia Mundial de Puertas Abiertas, considera que, a medida crezca la red de vigilancia en este país, será mucho más difícil reunirse para los cristianos y en especial aquellas iglesias que no estén registradas.