Gènesis 40:7 “¿Por qué están vuestros rostros tan tristes hoy?”
Hunter Doherty Adams, mejor conocido como “Patch Adams”, es un médico americano que desafió los protocolos del Colegio Americano de Medicina al haber decidido un dìa que sus pacientes no eran enfermos. Èl declaró que eran personas, humanos, seres necesitados de reír y de vivir la alegría de la vida. Se vistió y se maquilló de payaso y empezó a recorrer las salas de su hospital haciendo reír a sus pacientes y estos se sanaban en un buen porcentaje. Vino a El Salvador hace unos años al Hospital Bloom a visitar a los niños con cáncer y otras enfermedades.
Pocas son las personas que se detienen por un momento a observar a otros que están a su alrededor. Todos viven de prisa, sin importarles si alguien tiene un rostro macilento, amargado o triste por algún dolor interno, un trauma o una necesidad. Son pocas las personas que se interesan por los demás. Cada uno vive su propia vida sin notar que alguien puede estar pensando en suicidarse ese dìa porque no tiene para el pan de sus hijos. Pasan al lado de un anciano que no puede cruzar la calle pero no se detienen a ofrecerle ayuda. Son los invisibles de la sociedad. Nadie los nota. Es como si no existieran y dejan que sigan su camino cargando sus propias rocas que les hacen pesado el camino. Son personas que deambulan por las calles dejando un reguero de lágrimas de dolor y frustración que nadie nota.
Tres personas hicieron lo contrario para este caso: Josè, el encargado de la prisiòn de Egipto. A Josè le tocó una mañana notar que dos compañeros de prisiòn estaban tristes. En sus ojos se notaba la angustia que estaban viviendo internamente. No comieron sus alimentos. Estaban como ausentes y se aislaron a un rincón de su celda. Uno era el panadero de Faraón y el otro su copero. Habían tenido un sueño que los había dejado inquietos y nadie se había fijado en ellos. Solo uno. Josè. Y se atreviò a preguntarles: ¿Por qué están vuestros rostros tan tristes hoy? Y de allí se desprendió una ruta inimaginable para Josè. Esa pregunta abrió una puerta para que fuera nombrado Ministro de Finanzas del imperio egipcio.
El Dr. Patch Adams, desafiando a todos sus colegas que lo criticaron por su sistema de sanidad a través de la risa y el gozo a sus enfermos, se ganó el privilegio que Robin Williams protagonizara su papel en su película que lleva su nombre. ¿Cuantos de nosotros nos detenemos a ayudar a alguien que se cruza por nuestro camino? ¿Cuánto tiempo podemos invertir en preguntar: ¿puedo hacer algo por usted?
Y que decir de Jesus: Con una sola pregunta cambió el rumbo de muchas vidas: “¿Que quieres que te haga?” Con esa pregunta cambió el rumbo de mi vida. Yo no puedo ni debo dejar de hacerla cada dìa a usted que me lee. ¿Puedo ayudarle en algo?
SOLI DEO GLORIA