Esta es una fórmula que he compartido muchas veces con aquellos que quieren
corregir de raíz su pecado personal: a. Misericordia – Es al amor o afecto que se
mantiene firme sobre la base que se tenía antes que el pecado entrara en acción y b.
Verdad – Lo que se conforma a la realidad y es tan cierto que no puede ser mentira.
Todos queremos ser tratados con misericordia cuando fallamos, debemos aprender
a hablar con la verdad para poder recibirla. ¿Has recibido misericordia y verdad?