Curiosa expresión para aquella persona a la que se le puede engañar fácilmente:
“simplón”, sin sabor. Cuando eres ese tipo de persona, es fácil que sigas un camino
incorrecto sin darte cuenta de que te llevará a terribles consecuencias. Procura
aprender de tus errores, que no te suceda el tropezar dos veces con el mismo
obstáculo. Cuando eres prudente, anticipas el peligro que viene y tomas las debidas
precauciones, esto te evitará mucho dolor a ti y a los que están a tu alrededor.
¡Ponle sabor a tu vida! Considera atentamente lo que Dios te dice para disfrutar de
ella.