2 Sam. 13:13 “¿adónde iría yo con mi deshonra?”
Antiguamente la honra era un bien tan valioso que estaba por sobre cualquier otro acto que una muchacha pudiera vivir. Fueron enseñadas a cuidar su honra a toda costa. Era tan valiosa que no podían permitir quedar burladas por ningún muchacho por guapo que fuera. No era fácil que se entregaran a placeres carnales aunque la situación fuera extrema. La honra, para las mujeres era su vida toda. Una mujer deshonrada era un estigma no solo para ella sino para su familia. Era por eso que las muchachas eran tan recatadas en su forma de vestir, de tratar a los varones, en la forma de conducirse ante los demás. Se valoraba por sobre cualquier otra virtud. Aun la hermosura física estaba por debajo de la honra. Tamar es un vivo ejemplo de la tragedia que se desató en su familia a causa de haber sido deshonrada por un joven imprudente.
Triste. Lamentable y vergonzoso y una muestra de la depravación actual de muchos padres que no enseñan a sus hijas a cuidar su honra. Les permiten exhibirse públicamente ante la sociedad machista de nuestro tiempo como invitándoles a tomarlas como objetos de placer.
Hoy las jovencitas ya no saben valorar la honra que Dios les ha dado al haberles permitido nacer mujer. Hoy vemos a cada paso como las niñas a tan corta edad andan con hombres mayores que ellas siendo tocadas en sus tiernos cuerpos cuando debieran estar jugando todavía con muñecas. Tamar se espantaría de ver a sus congéneres viviendo de la forma en que lo hacen. Para Tamar no era tan importante que su hermano se casara con ella, pero que -por favor-, no la dejara deshonrada. Que no cometiera la vileza de violarla y dejarla así porque… ¿adónde iría yo con mi deshonra? ¿En donde voy a encontrar un esposo que me honre? ¿En qué lugar de este mundo podría estar con mi frente alta y mi vista al frente? Si lo haces, hermano mío, tendré que vivir por siempre con mi vergüenza. ¿Alguien dice Amén?
SOLI DEO GLORIA