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miércoles, mayo 1, 2024

Cuidando mi relación con Dios

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“No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte,
Y blasfeme el nombre de mi Dios.” Proverbios 30:9
Si tengo mucho dinero puedo llegar a pensar que tengo todo lo necesario en la vida
y que Dios no tiene lugar en ella porque estoy saciado, no tengo necesidad y no me
hace falta nada. Por otro lado, si lo pierdo todo, si estoy buscando trabajo y nada
sale, si ando mendigando y todo me hace falta puede que me acuerde de Él, pero
para blasfemar Su nombre. Este es el anhelo genuino de alguien que quiere vivir con
el pan necesario, no pide abundancia para no hacerse autosuficiente ni anhela la
escasez para no tener un corazón amargado. Es una petición genuina y Dios puede
concederla en algún momento.
Pero ¿qué pasa si Dios nos da en abundancia? Debemos compartir con el que
padece necesidad y poner lo material en su lugar sin usurparle el lugar a Dios.
¿Y qué sucede si cual Job lo llegamos a perder absolutamente todo incluyendo a
nuestros seres queridos? Aún allí es una opción retener nuestra integridad.
¡Qué bendición si el Señor nos da el pan necesario, somos más responsables por la
actitud de nuestro corazón! Pero en la prosperidad o la adversidad ¡Él es Dios!
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