Continuamos con la serie de la ORACIÓN MODELO.
Nacimos para ser ADORADORES DEL REY: “Santificado sea tu nombre”
Dios nos llama a alabarle, a Dios por quién es Él. Te doy sólo unos pocos ejemplos por lo que puedes Alabarle:
-Por un día más de vida que nos ha dado;
-Por darme ojos para ver, pues otros están ciegos;
-Por darme oídos para escuchar, pues otros están sordos;
-Por poder caminar, pues otros están inválidos;
-Por poder hablar, pues otros están mudos;
-Por haberle conocido a Él, pues otros están en oscuridad;
-Por tener una familia, pues otros no la tienen;
-Por tener una casa, pues hay otros que no tienen nada y hasta duermen en la calle;
-Por tener a tus padres vivos, pues otros incluso ni los conocieron o ya fallecieron;
-Por tener un matrimonio estable, pues otros nunca se casaron o perdieron su matrimonio;
-Por tener hijos, pues otros no pueden tenerlos o los perdieron;
-Por tener oportunidad de estudio, pues otros no la tienen;
-Por tener libertad para andar en los caminos del Padre, pues otros no la poseen y sufren hasta persecución, agresión y muerte por seguir a Cristo;
-Por tener trabajo, pues otros no tienen;
-Por el país en el cual he nacido y en el cual vivo, pues otros andan errantes, sin patria o refugiados por las guerras y persecuciones;
-Por tener vestido, etc…
¡Y así podríamos enumerar miles de razones más por las cuales alabar al Poderoso Gigante!
Barreras que te impiden alabar en forma genuina y amorosa
Es necesario que antes de seguir, conozcas sobre estas barreras que impiden el fluir de tu alabanza:
(1) Alabar sin deseos, sin devoción:
Este es mi consejo: simplemente alaba por obediencia, pero cuéntalo a Dios y en breves minutos la unción del Espíritu Santo hará que lo hagas “en espíritu y en verdad”. Es una receta infalible, yo la he seguido muchas veces. Solo se muy sincero con Él y “Él hará”.
Un ejemplo de oración que en esos momentos de desánimo hago, es el siguiente: “Señor quiero adorarte, cantarte de corazón, no con esta frialdad, cámbiame, renuévame y hazme alabarte con toda mi alma, con todo mi amor…” y Dios es tan maravilloso que un tiempo después estoy cantando con un indescriptible júbilo y amor hacia Él.
(2) Cantar sin conciencia, sin entendimiento:
Alabarle es convertir en una oración lo que estamos cantando, es tomar esas promesas o mensajes que encontramos en las letras de los himnos y canciones cristianas, para dedicárselas a Dios. Nos deben servir para recordar aquellas situaciones de las que Él nos ha librado e incluso extraído “del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso” de nuestras miserias humanas. La motivación principal de la Alabanza es para adorarle, agradecerle e incluso clamarle.
Muchas veces estamos en el culto o en una reunión en la cual nos están compartiendo una enseñanza bíblica y…. ¿cuál es nuestra actitud cuando viene la alabanza? cantamos solo por cantar, bostezamos, miramos el celular o simplemente no cantamos. ¿Quién nos está viendo en ese momento? claro que El Señor, ya que desde el momento en que estás junto a otros reunidos en su nombre, La Biblia dice que ahí está Él. Sin duda se entristece al vernos como hijos fríos y distantes, no interesados en expresarle nuestra alabanza.
Mateo 18:20
“Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.”
Recuerda, cuando asistas al culto, servicio, o a la reunión de estudio bíblico, de oración, de misiones, célula, etc., Dios está ahí sentado, presenciando, dispuesto a escuchar tus alabanzas, dispuesto a presenciar tu atenta y real adoración a Él. NO lo contristes con una actitud apática y falta de reverencia. ¡Canta con todo tu entendimiento! El habita en la alabanza de su pueblo.
¿Qué sentirías tú, cuando llegaras a un lugar para que te presten atención y nadie o pocos lo hacen?… Así se siente nuestro Padre cuando mira nuestra indiferencia para alabarle.
Salmo 22:3
“Pero tú eres santo,
Tú que habitas entre las alabanzas de Israel.”
(3) Tener un falso concepto de la Alabanza
Puede también suceder que la canción o himno que se esté entonando nos encanta solo por su música o su ritmo, pero del contenido de su letra no estamos verdaderamente conscientes, por lo que ¡es mentira que se la estemos dedicando al Dios Vivo y Verdadero! ¡Esto NO es alabar a Dios! Es aquí donde puedes utilizar la oración, para que el Señor te conceda el discernimiento suficiente para que esa alabanza se convierta en un clamor, para que se convierta en una dedicatoria de verdadero amor y exaltación al Señor. Está es la mejor forma, con tu mente concentrada y genuinamente consciente de lo que le estás diciendo a Él.
Con el amor de Cristo,
Helen