Todo aquello que es importante para nosotros vamos a tratar de recordarlo. Y
nuestras manos nos ayudan a ello, cuando ponemos un anillo para recordar el
compromiso o el pacto hecho en el matrimonio, o cuando colocamos algún
recordatorio para no olvidar algo que hacer en el día. Todo ello apunta a que aquello
que es importante para nosotros hacemos el esfuerzo de recordarlo. Por eso el
Señor nos anima que las palabras de Él las liguemos a nuestros dedos y que las
escribamos en la tabla de nuestro corazón; es decir, que lA pongamos en lo más
profundo y en el lugar más importante donde atesoramos aquello que no queremos
olvidar. Cuando hacemos esto y se enfrenta la prueba, tendremos lo que se necesita
para salir adelante.