“El pan nuestro de cada día dánoslo hoy” MATEO 6:11
¡Jesús nos enseña que como hijos de Dios tenemos el privilegio de poder pedir por nuestras necesidades al Ùnico que puede proveernos y llenarnos!
En una hermosa mañana, me encontraba en la oficina de mi esposo. Estaba ahí sentada, pidiendo a mi Padre que me iluminara para poder compartir sobre Su bondad. En la oficina está cultivado un jardín hermoso, frondoso, formado por bellas plantas, y al centro una impactante palmera. Recordaba que juntos con Mario, iniciamos ese jardín, comprando esa palmera muy pequeñita, pero ahora después de algunos años, ésta se ha vuelto grande y bella. Exaltaba a Dios porque hasta las plantas, los lirios del campo, los animales pueden alimentarse por la bondad de Dios… y por cómo les provee alimento. Por ejemplo, a las plantas las alimenta haciendo que caiga agua del cielo, haciendo que los rayos solares las fortalezcan para luego permitir ese color verde intenso. Así también nuestro Padre nos provee cuando le pedimos sinceramente.
Existen dos clases de necesidades: El pan de vida como alimento espiritual y también el pan para nuestras necesidades.
A. El pan de vida como alimento espiritual
Tú y yo necesitamos pedir primeramente por el pan espiritual para nuestras vidas. ¿Qué es eso? Significa que debes clamar prioritariamente por el pan que sacia el alma, en la cual buscarás esa fuente de donde vendrá tu plenitud, en la que está involucrado tu crecimiento espiritual, y por eso debes pedir al Padre que de tu interior broten ríos de agua viva.
Cuando tú empiezas a tener una profunda e íntima relación con Él, observas como se llena tu ser, como Él empieza a ser tu sustento, cómo va llenando esas necesidades que nadie más puede llenar, ¡nadie más!
Por ejemplo, las mujeres, estamos propensas a buscar ser amadas por alguien, a ser aceptadas y que nos ayude siempre, pero el orden correcto es buscar primero el amor de Dios y luego el de nuestro cónyuge.
Como te he comentado, a mis 18 años era una joven en busca del amor de mi vida, y también de la amiga perfecta, y como no encontraba ninguna de estas dos cosas, me sumergía en las cervecitas y los cigarros. Cada fin de semana para mí era una alegría visitar a mis primas, que eran mis compañeras de parranda, así es que íbamos a cualquier fiesta que se nos presentara, llenas de muchas ilusiones. A veces conocía a alguien, pero por una u otra causa, aquello no prosperaba. En mi ser interior me embargaba la tristeza, aquella desesperanza de verme sola y entonces buscaba el refugio en estos deleitosos y engañosos amigos.
Empezaba sintiéndome alegre, radiante, y terminaba sumergida en un baño de lágrimas, frustrada, opacada. Esto no llenaba mi vida, era una ilusión y alegría pasajera. ¡Con esto nos engaña el enemigo! Ahora, veo el pasado y doy gracias al Padre, quién envió a Su Hijo a rescatarme. Solo Dios pudo calmar mi sed y llenar mi vacío.
Amado hermano para poder vencer, caminar y crecer en los caminos de Dios debes pedir primeramente al Señor por todas las cosas que involucren tu crecimiento espiritual como por ejemplo: que te ayude a ser obediente con la guía de Su Espíritu Santo, que puedas adorarlo y alabarlo de todo corazón, que le sirvas, que te use para la gloria de Dios, en fin muchas cosas más.
En la próxima semana continuaremos con otros detalles…
Con el amor de Cristo,
Helen de López