fbpx
martes, marzo 19, 2024

Pidiendo el pan para nuestras necesidades (l)

- Publicidad -spot_img

Te he compartido que la prioridad es pedir el Pan de vida, pues así seremos fragancia grata al Señor, podremos caminar sin desmayar en la Carrera del Cristianismo y luego todo lo demás vendrá por añadidura.  Pero así también tenemos necesidad como cualquier hijo y que maravillosa bendición que también si pedimos Dios en su gran misericordia, nos provee.

Salmo 145:15-16

“Los ojos de todos esperan en ti, Y tú les das su comida a su tiempo. Abres tu mano, Y colmas de bendición a todo ser viviente.”

Tenemos un Padre amoroso dispuesto a darnos lo que le pedimos, siempre y cuando esté de acuerdo con Su voluntad y Su tiempo. Él quiere que le pidamos diariamente por nuestras aflicciones, por las inquietudes, por salud, por tu familia, por tus debilidades, por todo lo que te preocupa, por lo que te agobia.

Dios es tan misericordioso que cuando le pedimos con todo nuestro corazón, Él está pronto a escucharnos. Muchas veces en nuestra vida, no podemos experimentar el favor del Señor porque no le pedimos para nuestras necesidades, creemos que el Poderoso Gigante está como dormido, lejano o despreocupado de nosotros. Nuestro Padre derrama bendiciones abundantes de maneras increíbles.

Recuerdo que hace un largo tiempo mi esposo y yo estábamos sin trabajo, nuestras reservas en la casa se habían terminado, y los ingresos se habían agotado. Nuestro primer hijo tenía dos años. Me embargaba la angustia de saber que llegaríamos al tope, así es que me fui a mi habitación a llorar intensamente, suplicando al Señor por su valiosa provisión. Una noche antes mi esposo, que también estaba inquieto me había dicho: “¡Que Dios tenga misericordia de nosotros!” y no sé cómo pude decirle: “¡El Señor no nos desamparará!” Nos fuimos a dormir, pero me quedé pensando ¿Qué pasará mañana? Pensaba en ir donde mis padres y en otras cosas…

¿Sabes qué ocurrió? Que Dios en su gran  bondad y misericordia, hizo que a los pocos días una amada prima mía, que sabía de nuestra situación financiera, voluntariamente decidiera darnos una significativa cantidad de dinero. ¡Mi corazón empezaba a fortalecerse y a conocer del gran amor de mi Padre!, ¡Cómo se llenaron de lágrimas mis ojos, al ver la bondad y el favor del Señor! Tenemos un Padre misericordioso que conoce nuestras necesidades. El no permitirá que sus hijos perezcan.

Salmo 37:25

“Joven fui, y he envejecido,

Y no he visto justo desamparado,

Ni su descendencia que mendigue pan.”

Atrévete a experimentar esto, clámale al Señor primeramente.  Las misericordias del Señor son nuevas cada mañana! 

- Publicidad -spot_img

ÚLTIMAS NOTICIAS

- Publicidad -spot_img

NOTICIAS RELACIONADAS

- Advertisement -spot_img

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario
Por favor ingrese su nombre aquí