El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
Mateo 6:11
La semana pasada les compartí sobre la misericordia del Dios, pues el Padre, es un Dios proveedor, pero también decirte que debemos tener una actitud de contentamiento con lo que estas pasando. Es incorrecto y falso pensar que siempre lo que pedimos nos será dado, ya que Dios tiene un plan y propósito para cada uno de nosotros, en cada una de nuestras pruebas. Podemos tener ansiedad, inquietud, preocupación, aflicción o tristeza, pero Dios no nos desamparará. Recuerda debes “clamar”, tomar acción, tener fe y esperar en El.
Dice Filipenses 4:11-12
“No lo digo porque tenga escasez,
pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre,
así para tener abundancia como para padecer necesidad.
Tú debes exponer al Señor las súplicas por todo tipo de necesidades, sean estas financieras, empleo, salud, etc…, también por las de tu familia, amigos.
¡También debemos pedir por otros que no tengan el pan necesario! Tenemos hermanos que sufren persecución por causa de la fe. En Corea del Norte cuando los cristianos son descubiertos por causa de su fe, son enviados a campos de trabajos forzado, donde mueren por malnutrición y tortura. Personas en Somalia, África y otros lugares del mundo, también sufren por falta de alimento y otras necesidades básicas.
¡Sé agradecido con el Rey de Reyes!
Nosotros debemos dar gracias al Señor por el pan provisto. Debemos vivir recordándonos de todas aquellas situaciones en que la mano de Dios nos ha bendecido, nos ha dado su ayuda, nos ha dado su gracia inmerecida.
Recuerda dar gracias por:
- El trabajo que tienes o tendrás.
- El alimento que te ha provisto, etc.
Pide al Señor que te infunda o inyecte Su espíritu de compasión, para preocuparte por las necesidades de los demás, para que también puedas compartir con aquellos que necesitan. Jesús siempre estaba ayudando a las grandes multitudes, hacía milagros donde el pan era multiplicado para darles alimento.
Cuando nosotros tenemos una gran necesidad, debemos recurrir en primer lugar al Padre, clamar y poner nuestra mirada y esperanza en Él.
La Biblia dice en Mateo 7:7-11
“Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
Porque todo aquel que pide, recibe;
y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
¿Qué hombre hay de vosotros, a quien, si su hijo pidiere pan, le dará una piedra?
¿O si le pide un pecado, le dará una serpiente?
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos, dará buenas cosas a los que le pidan?”
También debes ser una persona que tiene la iniciativa y capacidad para anticiparse a problemas futuros, siempre consultando antes al Señor. Por ejemplo, si no tienes empleo, ¡sal a buscarlo! La firmeza que debe haber en tu corazón es que el Señor no va a dejarte.
Dice Isaías 41:10
“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.”
Finalmente decirte que si la Palabra del Dios Viviente rige tu vida y tus prioridades, no debes tener temor, ya que cuando las pruebas lleguen, los problemas entren en tu vida, el alimento y otras necesidades escaseen, tengas dificultades en tu matrimonio o cualquier otro tipo de situación difícil, entonces podrás aferrarte a la promesa de Dios en Josué 3:5
“Y Josué dijo al pueblo: Santificaos, porque Jehová hará mañana maravillas entre vosotros.”
Recuerda estar pidiendo firmemente al Señor por cada una de tus necesidades, para que siempre estés dependiendo de Él. Evita caer en el error de hacer cosas apresuradas cuando tengas una necesidad apremiante. Antes de tomar una decisión o hacer cualquier acción, ve en clamor y súplica al Trono de la Gracia de nuestro Padre Eterno.
Con el amor de Cristo,
Helen de López
